«Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente…». —Marcos 12:30
Cristo toca todas las áreas de nuestra vida. Él toca nuestros pensamientos y somos transformados por la renovación de nuestras mentes. Dios invita a la gente a usar su mente: «Vengan ahora, y razonemos —dice el Señor—» (Isaías 1:18, NBLA). La Sagradas Escrituras nos dicen que no seamos como el caballo o la mula, «que no tienen discernimiento» (Salmos 32:9). Cristo declaró que debemos amar al Señor nuestro Dios con todo nuestro corazón, alma, fuerzas y mente. Se nos dice que temamos a Dios, que amemos a Cristo y que odiemos el pecado. El miedo, el amor y el odio son emociones. El doctor Leslie Weatherhead, cuando predicó en el City Temple de Londres, dijo: «¿Qué hay de malo en la emoción? El cristianismo se está enamorando de Cristo. ¿Alguna vez se ha enamorado alguien sin emoción?».