«Pero, si alguien sufre por ser cristiano, que no se avergüence, sino que alabe a Dios por llevar el nombre de Cristo». —1 Pedro 4:16
Uno de los grandes problemas en muchos países es que tenemos un cristianismo anémico y debilitado que ha producido cristianos desnutridos, endebles y sin carácter, que no están dispuestos a afrontar todos los problemas, y con quienes no se puede contar en cualquier situación. Necesitamos cristianos firmes, dinámicos y energéticos que vivan a Cristo los siete días de la semana, y que estén dispuestos a morir, si fuera necesario, por su fe. Necesitamos cristianos que sean seguidores éticos, honestos, amables, audaces, fuertes y devotos del Señor Jesucristo.