La región de Baltimore en Maryland no vio el cielo azul este domingo.
Sin embargo, la lluvia inclemente que no se detuvo durante todo el día no pudo impedir que muchos recibieran un mensaje del amor de Dios.
Equipados con ponchos y paraguas, 3900 personas llenaron las gradas del Maryland State Fairgrounds, sede de la segunda parada de la gira God Loves You Tidewater Tour.
Con el denuedo que lo caracteriza, Franklin Graham no tardó en comenzar a compartir el mensaje del amor de Dios por la humanidad.
«Dios te ama», dijo Graham a la audiencia. «Él mandó a su Hijo del Cielo a la tierra para pagar la pena por nuestros pecados. Él llevó esa pena a la cruz, derramó su sangre, murió y fue enterrado, pero al tercer día Dios lo resucitó. Y si tú estás dispuesto a creer esto, Dios va a perdonar tus pecados esta noche».
Con base en la historia del joven rico que no se atrevió a dejar sus riquezas para seguir a Jesús, Graham dijo: «Los deseos básicos del ser humano no han cambiado. Dinero, poder, sexo… Pero ninguna de estas es suficiente para satisfacer el vacío que existe en la vida de las personas».
El mensaje llevó a varios de los presentes a meditar en sus propias vidas, y en los deseos que tantas veces los distraen de buscar a Dios con seriedad. Tal fue el caso de Joe.
«Hay algunos aquí esta noche que tienen este vacío e inquietud en sus almas», dijo el evangelista a la multitud. «Algo falta: es Dios… Dios te ama, y envió a su Hijo, Jesucristo del Cielo a la tierra, no para condenarnos, sino para salvarnos».
El mensaje cautivó a Joe, y en ese momento el Espíritu Santo abrió sus ojos para ver su inminente necesidad de rendir su vida a los pies de Cristo.
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Joe asiste a una iglesia cristiana desde hace muchos años, y decía ser cristiano como todos sus amigos del grupo de jóvenes. Sin embargo, Dios tenía un plan para abrir sus ojos espirituales esta noche y mostrarle la verdad.
Como no tenía coche para ir a la iglesia el domingo por la mañana, le pidió a uno de sus amigos que pasara por él.
«Fue muy raro porque después de la iglesia no pude regresarlo a su casa», dijo su amigo Cody mientras sonreía al recordar los hechos. Entonces le dije “¿Sabes qué? Vas a tener que ir conmigo al evento”».
«No sabía que iba a estar aquí», compartió Joe. «He ido mucho a la iglesia. Pero nunca la seguí realmente. Era como el lugar al que iba».
Joe hizo una pausa. Sus propias palabras lo sorprendieron.
«Es una locura», dijo. «Al escuchar el mensaje hoy solo supe que tenía que dejar ir y darle todo a Dios. Creo que es hora de dejar de correr y empezar a representar a un Dios que claramente me sigue llamando a Él».
Bendecido para bendecir
Hace más de 20 años, Dominic Correlli trabajó para el ministerio telefónico de la BGEA. Esa experiencia tan cercana con la necesidad que tiene la gente de conocer a Cristo marcó su vida para siempre.
Hoy es pastor de la iglesia Perry Hall Family Worship Center, al noreste de Baltimore, y cuando se enteró que la BGEA iba a traer una gira evangelística a la región de Baltimore, no dudó en decir que él y su iglesia querían participar.
«En nuestra iglesia creemos en la evangelización, y sabemos que tenemos que hacerlo», dijo. «[La Biblia] nos dice que lo hagamos… Mientras la gente siga sin encontrar la salvación, no estamos haciendo lo que debemos hacer».
Su iglesia sirvió como sede para la Clase de Vida y Testimonio Cristiano, y más de diez personas de su iglesia sirvieron como voluntarios en el evento.
Al terminar el evento, Correlli tuvo la oportunidad de hablar con Joe y servirlo como consejero de oración.
Se sorprendió al escuchar la increíble historia de la forma poderosa en que Dios lo estaba llamando. Le regaló una Biblia y lo animó a emprender con valor la nueva vida a la que claramente Cristo lo estaba invitando.
Gracias a Dios por su fidelidad
Al escuchar la invitación de Franklin Graham, Jersey también se puso de pie como muestra de su deseo de seguir a Cristo. Mientras él oraba, su esposa Marisa, nacida en Guatemala, lloraba a su lado dando gracias a Dios por su fidelidad.
«Yo comencé a orar por Jersey desde antes que fuéramos novios», dijo. «El Señor solo puso en mi corazón orar mucho por él y por su familia… El Señor siempre ha escuchado mis oraciones», dijo, sin poder contener las lágrimas.
«Yo soy nuevo en todo esto», dijo Jersey, quien nació en Estados Unidos, pero es hijo de padres hondureños. «Ella y su familia me invitaron a ir a la iglesia. En ese momento no sabía lo que necesitaba, pero sabía que necesitaba algo. Y cuando estuve allí me dije: “Esto es lo que necesito. Necesito al Señor”».
Haber venido al evento a pesar de la lluvia fue para él una confirmación más de su gran necesidad del Señor.
«Yo nunca me imaginé yendo a eventos como este. Como con esta lluvia, ¿quién iba a venir con esta lluvia? Pero mira, aquí estamos.
»Y fue por algo. Cuando oré [con Franklin Graham] me sentí seguro, aceptado. Como si Dios estuviera realmente a mi lado. Sentí como si Él me dijera “Mi fidelidad sigue siendo fuerte, no se debilita por nada. Sigue siendo fuerte, impecable”».
Después de tal afirmación del llamado de Dios en su vida, Jersey está dispuesto a dar el siguiente paso.
«Yo la vi bautizarse», dijo, refiriéndose a su esposa Marisa. «Y después de haber visto eso, cuando mi iglesia vuelva a hacer bautismos, voy a pedir que me bauticen. Siento que estoy cada vez más cerca».