El día a día de quienes comparten esperanza

Tú puedes unirte a la obra que Dios está haciendo a través del Billy Graham Rapid Response Team (BG-RRT) mientras los capellanes comparten acerca de la paz y el amor de Dios con personas que sufren en todo el mundo.

¿Alguna vez te has preguntado cómo se vive el día a día al ser capellán del Billy Graham Rapid Response Team (BG-RRT)?

Desde 2002, estos hombres y mujeres han respondido a cientos de crisis en todo el mundo, ofreciendo apoyo emocional y espiritual a quienes sufren a causa de una tragedia. 

Los capellanes se acercan a fin de escuchar, orar y compartir el amor de Jesucristo en algunos de los momentos más oscuros de la vida de las personas, anunciando que solo Él puede proporcionar la paz «que sobrepasa todo entendimiento» (Filipenses 4:7).

Josh Holland, director internacional del BG-RRT, compartió recientemente la experiencia del día a día de los capellanes durante sus despliegues.

Un día típico

Después del desayuno y de tener un tiempo devocional con otros voluntarios, los capellanes salen a la comunidad, por lo general en parejas, tal como en el modelo que Jesús creó cuando envió a los discípulos en Marcos 6:7. 

«Mientras uno de los capellanes habla, el otro puede estar orando por la conversación», explica Holland. «Cada uno tiene una perspectiva diferente. Además, uno de los capellanes puede estar más preparado para hablar en una situación determinada».

El equipo pasa gran parte del día escuchando a los afectados y orando por ellos, y ofrecen recursos que pueden ayudar a quienes sufren a acercarse a Jesús en medio de sus luchas.

Ya sea en el estacionamiento de una tienda o durante un almuerzo rápido, Dios a menudo abre puertas para el «ministerio en el camino».

El equipo también sirve de apoyo espiritual a los voluntarios de Samaritan’s Purse antes y después de su trabajo, a menudo cuando sucede una catástrofe que puede ser difícil de procesar.

Los atributos de un capellán

Aunque deben completar algunos requisitos básicos de capacitación antes de servir, Holland describió a los capellanes como «creyentes comunes que tienen empatía».

«Muchas veces, han pasado por crisis y han visto cómo Dios los ha guiado a ellos mismos a través de una situación traumática».

La gran mayoría no tienen una formación pastoral o de consejería, sino que simplemente son creyentes que «hablan con la compasión de Cristo en situaciones en las que la gente ha experimentado una gran pérdida».

Cissie Graham Lynch le ofrece palabras de aliento a una mujer cuya casa en Boone, Carolina del Norte, resultó dañada durante el huracán Helene.

Alojamiento y otros detalles

Los voluntarios suelen dormir, ducharse y comer en el lugar de despliegue, que normalmente es una iglesia local. Los capellanes traen sus propios artículos de aseo, toallas y ropa de cama para montar el campamento cuando llegan.

«Piensa en un alojamiento similar al de un viaje de misión», explica Holland.

Por lo general, los voluntarios son responsables de cubrir el costo de su viaje al lugar de despliegue, incluido el transporte, el alojamiento y las comidas en el camino.

«Mucha gente cruza el país en coche; algunos incluso toman vuelos», explica Holland.

Otras dificultades

Los capellanes a menudo se encuentran con situaciones similares: la gente relata que ya estaba pasando por momentos difíciles antes de que se produjera el desastre. La crisis actual no es más que otro peso que se suma a las cargas preexistentes.

Los supervivientes suelen estar emocionalmente agotados y exhaustos, y con frecuencia surgen conflictos.

«Hay que venir con expectativas realistas», dice Holland. «Es importante tener la piel gruesa».

A veces, no hay electricidad ni agua en la zona de la catástrofe durante los dos primeros días, lo que provoca que sea difícil ducharse.

«Son días largos», dijo Holland, añadiendo que los capellanes a menudo experimentan una guerra espiritual mientras están brindando sus servicios. «Animamos a nuestros capellanes a tener un equipo de personas en casa que oren por ellos durante el despliegue».

Los capellanes a menudo interactúan no solo con los afectados, sino también con los voluntarios que están ayudando, proporcionándoles un oído atento, oración y una salida para procesar la inmensa devastación en la que están trabajando. En muchos casos, los voluntarios que están sirviendo no tienen una relación con Jesucristo, y después de escuchar acerca de las Buenas Nuevas por parte de un capellán, se van habiendo iniciado una nueva vida con Él.

Colaboración con Samaritan’s Purse

Los voluntarios del ministerio hermano de la BGEA, Samaritan’s Purse, hacen trabajos manuales como recoger escombros, quitar paneles de yeso mohosos de las paredes y sacar el lodo de las casas inundadas.

Como Samaritan’s Purse sirve físicamente como las «manos y los pies» de Jesús, los capellanes tienen una plataforma para hablar de que Él es el «Aliento de vida» que los afectados necesitan, y proporcionar la atención emocional y espiritual que buscan desesperadamente.

«Les decimos a nuestros capellanes que el 90 % de su tiempo consiste en escuchar», explica Holland, y añade que la gente tiene mucho que contar.

El privilegio de participar

Cada día en el campo, los capellanes siembran la semilla de las Buenas Nuevas de Jesucristo y le hacen saber a la gente que Dios los ama, incluso en sus momentos más oscuros.

«No hay nada como ver a alguien en un despliegue encontrar una vida nueva en Cristo, entender el mensaje de salvación y orar para recibir a Jesús», dijo Holland.

«Todos nos sentimos privilegiados de ser parte de ello».

¿Estás interesado en ser capellán de Billy Graham? Obtén más información aquí. [Enlace en inglés].