A medida que nuestra sociedad abraza cada vez más la iniquidad y la anarquía, la hostilidad y el odio hacia los cristianos solo se intensificarán.
Qué gran cambio desde aquel ayer en que hombres temerosos de Dios se reunieron en Filadelfia 240 años atrás para firmar el manifiesto de libertad más grande del mundo: la Declaración de Independencia de los Estados Unidos.
Basta con escuchar lo que algunos de nuestros Padres Fundadores dijeron sobre el lugar de Dios en nuestra nación:
«La religión y la moral son los pilares esenciales de la sociedad civil».
—George Washington, primer presidente de los EE. UU.
«La Biblia es el mejor de todos los libros, porque es la Palabra de Dios y nos enseña el camino para ser felices en este mundo y en el otro. Continúa, pues, leyéndola y guiando tu vida según sus preceptos».
—John Jay, primer presidente de la Corte Suprema de EE.UU.
«No tenemos un gobierno armado con poder capaz de contender con las pasiones humanas que no están controladas por la moral y la religión… Nuestra Constitución fue hecha solo para un pueblo moral y religioso. Es totalmente inadecuada para el gobierno de cualquier otro».
—John Adams, signatario de la Declaración de Independencia, segundo presidente de EE. UU.
La fe cristiana que inspiró a tales hombres y formó los cimientos de nuestra república se encuentra hoy bajo un ataque tan intenso que no creo que podamos mantener nuestra república por mucho más tiempo si no renace entre nuestro pueblo un deseo de honrar a Dios que se extienda por toda nuestra tierra.
Si las fuerzas impías de la cultura triunfan, esta nación dejará de existir como una nación bajo Dios [como lo dice el famoso juramento Pledge of Allegiance (Juramento de Lealtad a los Estados Unidos)]. Dondequiera que florezca el cristianismo, florece la libertad. Dondequiera que sea marginado, la tiranía, el despotismo y la anarquía serán la consecuencia inevitable. […]
En 1620, los peregrinos que buscaban practicar el cristianismo en una tierra con verdadera libertad religiosa redactaron un documento llamado el Pacto del Mayflower. Mientras se dirigían desde Europa a las costas del Nuevo Mundo, establecieron que el objetivo de dicho documento sería: «Para la Gloria de Dios y el avance de la fe cristiana».
Esa tierra, por supuesto, se convirtió en los Estados Unidos de América, y Dios ha derramado su gracia sobre nosotros durante todo este tiempo.
Con la ayuda de Dios, quiero orar y trabajar tanto como pueda, y tan duro como pueda, para que esta siga siendo la tierra de la libertad.
¿América la bella?* Solo si Dios sigue derramando su gracia sobre nosotros. Y eso solo ocurrirá si nos apartamos de nuestros malos caminos e invocamos su Santo Nombre.
* America the Beautiful (América la Bella) es una famosa canción patriótica de los Estados Unidos compuesta en 1893.
Extracto y traducción del artículo «¿América la bella?», por Franklin Graham, revista Decision, julio de 2016.