Helene azotó la región del Big Bend de Florida el jueves por la noche como un huracán de categoría 4. A medida que avanzaba hacia el norte, provocó fuertes vientos, lluvias torrenciales e inundaciones en Georgia, las Carolinas, Tennessee y Virginia.
«Esta tormenta es enorme», dijo Franklin Graham en las redes sociales. «Oren por la seguridad de todos los que están a su paso».
Los capellanes del Billy Graham Rapid Response Team (BG-RRT, por sus siglas en inglés), capacitados para responder en situaciones de crisis están apoyando a los afectados en Perry, Florida; Valdosta, Georgia; y en las zonas altas de Carolina del Norte, incluyendo Boone.
Los capellanes también están ministrando en un refugio en Fletcher, Carolina del Norte, y en el hospital de condado de Watauga en Boone.
La fuerza letal de la tormenta ha dejado más de 90 muertos y ha dejado millones de personas sin electricidad. Los equipos de emergencia han estado trabajando para rescatar a personas atrapadas en casas y coches inundados.
Aparte de los daños visibles como árboles arrancados, cables eléctricos por el suelo y carreteras convertidas en ríos, innumerables personas están sufriendo por dentro el trauma y la pérdida, y así será durante los próximos meses.
«A menudo nos preparamos para las tormentas, y vimos cómo el huracán Helene llegaba a tierra. Aun así, el impacto de este desastre cogió a muchos por sorpresa. Las escenas que estamos presenciando en varios estados son casi inimaginables», dijo Josh Holland, director internacional del BG-RRT.
«Estamos enviando a nuestros capellanes del Billy Graham Rapid Response Team para ofrecer esperanza y consuelo a los cansados y quebrantados en medio de este horrible desastre».
Por favor, oren por todos los afectados por este desastre y por los capellanes que prestarán servicio en Florida, Georgia y Carolina del Norte.