La Alameda Central de la Ciudad de México es un parque en el que en cualquier momento se puede ver a decenas de personas caminando en todas direcciones. Muchos venden comida o artículos novedosos. Algunos se reúnen para practicar pasos de baile. Otros, simplemente se sientan a conversar.
Pero los jueves por la noche, un sonido inusual irrumpe en medio del bullicio.
Música de alabanza a Dios comienza a sonar en una bocina y un pastor hace uso de un micrófono para invitar a todos los que quieran unirse al servicio de la iglesia.
Una iglesia construida no con ladrillos, sino con el espíritu de aquellos que desean adorar a Dios en Espíritu y en Verdad. Una iglesia construida no con cemento, sino con la fuerza de quienes desean amar a su prójimo como a sí mismos. Una «Iglesia sin Muros».
Durante los años de preparación del Festival Esperanza CDMX, el equipo de trabajo que ayudó a organizar el evento solía hospedarse con frecuencia en un hotel ubicado justo frente a la Alameda Central.
«Yo solía salir a correr para hacer ejercicio», relata Efraín Sostre, pastor de una iglesia en Puerto Rico y miembro del equipo de la Billy Graham Evangelistic Association (BGEA) para América Latina. «Pero un día encontré la Alameda cerrada, así que tuve que correr por las calles de atrás del hotel. Regresé con el corazón roto, llorando, por todo lo que había visto. Decenas y decenas de personas, adultos mayores, jóvenes y niños durmiendo en las calles, en unas temperaturas de 46 o 50 grados [Fahrenheit; 7 o 10 grados Celsius]».
Sostre supo que tenía que hacer algo al respecto, así que él y su iglesia en Puerto Rico reunieron recursos para comenzar el ministerio «Mantas de Amor», con el objetivo de regalar a las personas que duermen en las calles cercanas a la Alameda bolsas con mantas, artículos de higiene personal y comida.
Cuando Efraín Sostre habló con los pastores locales de la Ciudad de México de su dolor al ver tal situación y del proyecto que había lanzado, el pastor Ignacio Mosqueira supo que ese mensaje era para él. Desde hacía varios meses, el Señor había puesto en su corazón el llamado a hacer algo por la gente en situación de calle en la Ciudad de México.
El pastor Mosqueira se acercó a Sostre y le dijo que él y su iglesia ayudarían a repartir las bolsas de «Mantas de Amor».
Sin embargo, Mosqueira sabía que su llamado era aún más grande.
«Lo que nosotros queríamos era recuperar la esencia del ministerio de Jesús; salir de la iglesia, [salir] del templo, y levantar una “Iglesia sin Muros”», dijo Mosqueira.
Desde 2020, el pastor Mosqueira y algunos miembros de su iglesia, Centro de Identidad Cristiana Shekinah —ubicada en la zona de Tláhuac, al sureste de la Ciudad de México— preparan alimentos y reúnen las bolsas de «Mantas de Amor», y todos los jueves se dirigen hacia el centro de la Ciudad de México para tener un servicio de adoración al aire libre. Dependiendo del tráfico, les toma hasta dos horas llegar a su destino.
«Cada jueves llevamos entre 180 y 200 raciones de alimento», comentó Mosqueira. «[También] llevamos ropa abrigadora ahora que hace frío… Y llevamos una caja de Biblias para repartir entre los que no tienen una. Y tenemos ahí nuestro servicio de iglesia, con más o menos quince minutos de música y quince minutos en los que damos un mensaje y predicamos el Evangelio».
Y cada semana, nuevos corazones son tocados por el mensaje de salvación.
«Es difícil hablar de números, pero tal vez aproximadamente unas treinta personas nuevas aceptan a Jesús como su Salvador cada semana, para la gloria de Dios», comentó.
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«Nosotros vamos… a demostrarles que les amamos, que no hay diferencias entre nosotros, que todas las personas tenemos el mismo valor», comentó el pastor Mosqueira. «No queremos ir solo a repartirles comida o cosas. Queremos pasar un tiempo con ellos. Llevamos comida de la mejor calidad, y nosotros vamos y ahí comemos junto con ellos, la misma comida».
La gente se abraza, sostienen conversaciones en confianza, y ponen sus manos unos sobre otros para orar.
«Lo que la gente necesita, a veces más que el alimento y que la ropa, es un abrazo, es ese sentido de aprecio y amistad», dijo Mosqueira.
A pesar de la distancia y el costo del transporte público, algunos de los miembros de la Iglesia sin Muros que viven en las calles cercanas a la Alameda Central, hacen el esfuerzo por asistir a la iglesia del pastor Mosqueira en Tláhuac los domingos.
«Ellos nos han preguntado dónde nos reunimos los domingos, y quieren acompañarnos. Con la ayuda de Dios, ahora estamos preparando un cuarto allá en nuestra iglesia para que los que gusten, tengan ahí un lugar donde quedarse».