«En esto conocerán todos que son mis discípulos, si se tienen amor los unos a los otros» —Juan 13:35, NBLA
Uno de los puntos del famoso Modesto Manifesto que sirvió como estándar de integridad y moralidad bíblica del ministerio de Billy Graham desde 1948 consistía en no criticar o juzgar a otras iglesias o ministerios cristianos. «Determinamos cooperar con todos los que quisieran cooperar con nosotros en la proclamación pública del Evangelio», afirma el manifiesto.
El corazón detrás de esta regla logró brillar en todo su esplendor esta semana en el Primer Encuentro de Liderazgo Hispano convocado por la Asociación Evangelística Billy Graham (BGEA por sus siglas en inglés) y Samaritan’s Purse del 19 al 21 de octubre en Charlotte, Carolina del Norte.
Estas organizaciones invitaron a 25 líderes evangélicos, incluidos presidentes de alianzas de iglesias hispanas evangélicas, líderes de varias denominaciones, presidentes de asociaciones evangelísticas, así como directores de editoriales y diversos ministerios cristianos de alto impacto entre la comunidad hispana a reunirse en este encuentro sin precedente.
El Primer Encuentro de Liderazgo Hispano tuvo como objetivo central crear un espacio de diálogo para compartir lo que Dios está haciendo a través de cada uno de esos ministerios, intercambiar experiencias y conocimientos acerca de cómo servir mejor a la población de origen hispano que vive en los Estados Unidos, así como trazar estrategias a fin de que la iglesia hispana en su totalidad tenga un mayor impacto en las comunidades y en todo el país para la gloria de Dios.
Los participantes tuvieron la oportunidad de presentar el estado actual de sus ministerios, sus necesidades y perspectivas. Durante las mismas, se presentaron varios temas que afectan a la iglesia a nivel nacional y que dieron pie a conversaciones más profundas en la materia.
En varias de las presentaciones se reconoció la difícil situación por la que está pasando la iglesia hispana en los Estados Unidos, donde el crecimiento en la mayoría de las iglesias se encuentra estancado o en declive. También se mencionó que la iglesia hispana está reflejando como un espejo el fenómeno que experimenta la iglesia en general respecto a la dificultad de mantener a los jóvenes y adolescentes en la iglesia.
Al reconocer estos desafíos, muchos ministerios presentaron ideas y estrategias que ya han puesto en práctica. Entre ellas destaca la creación de materiales y contenidos diseñados especialmente para las generaciones más jóvenes, así como la importancia de presentarlos en un idioma que ellos puedan entender y en los medios que ellos más frecuentan.
Cuando llegó el momento de la participación de Marcos Witt, se puso de pie y dijo: «Estoy maravillado por todo lo que el Señor está haciendo por medio de todos estos ministerios. Me llena de gozo ver cómo el Señor se está moviendo».
«Los que estamos aquí presentes somos de diferentes denominaciones y de diferentes regiones del país, y creo que no hay nada mejor que podamos hacer que alabar al Señor todos juntos, porque todos unidos somos la Iglesia de Cristo. Así que los invito a cantar conmigo». Al momento y en medio de la sala de reuniones, comenzó a resonar su voz en alabanza.
Los presentes se pusieron de pie, cerraron los ojos y alzaron las manos.
Providencialmente, al dirigir un tiempo devocional, Ángel Jordan, director de Iniciativas Hispanas para la BGEA y Samaritan’s Purse precisamente abordó el tema que ya había sido la marca de todo el evento: el amor entre hermanos.
Él les recordó a los presentes, con base en Juan capítulo 17, que la unidad de la que hablaba Jesús funciona como un círculo: «El Padre con el Hijo, el Hijo con los creyentes, los creyentes con los creyentes y los creyentes con el Padre. La unidad en el cuerpo de creyentes será la prueba más convincente para un mundo escéptico de que Jesús realmente vino como el enviado de Dios para redimir al mundo».
En una de las sesiones, la BGEA presentó la visión de su Ministerio de Iniciativas Hispanas, y el jueves por la mañana, organizó un panel para presentar los diversos ministerios que operan dentro de dicha asociación evangelística.
«Nuestra intención al presentar los diferentes brazos ministeriales de la BGEA es mostrar opciones muy claras y definidas acerca de la forma en que podemos trabajar juntos», comentó Chris Swanson, vicepresidente de Iniciativas Hispanas.
«Sería una bendición si pudieran ayudarnos a ubicar voluntarios bilingües para nuestro equipo de Respuesta Rápida y para hacer Evangelismo por Internet. Necesitamos voluntarios en varios de nuestros ministerios», añadió.
Hacia el final del evento se hizo un esfuerzo por llegar a un acuerdo acerca de los temas principales que las iglesias y ministerios deben tener en mente al llevar a cabo la labor del Evangelio.
Entre estos temas se mencionó poner la oración por sobre todas las cosas; diseñar estrategias creativas para alcanzar a los niños y jóvenes, así como para ayudarlos a permanecer en la iglesia; fortalecer los programas de discipulado, predicando siempre la Verdad y la sana doctrina; y crear programas para cuidar a los pastores y a sus familias.
«Me llena de emoción estar aquí y escuchar todo lo que cada uno de estos ministerios está haciendo. Me llena de esperanza saber que hay un futuro para la iglesia hispana en los Estados Unidos porque veo que hay pasión puesta por el Señor en sus corazones», afirmó William Portillo, líder hispano en la Iglesia Presbiteriana de los Estados Unidos.
Uno de los momentos álgidos del evento tuvo lugar el miércoles por la noche, cuando todos los participantes se unieron en un profundo tiempo de oración y adoración al Señor. El Señor guió a todos estos líderes a orar por los Estados Unidos, por las comunidades, y lo más especial, unos por otros.
Visto desde fuera, lo que más brilló en este evento fue el amor entre hermanos y hermanas en Cristo. Las diferencias denominacionales e incluso la divergencia de opiniones no fueron causa de conflicto o debate. Por el contrario, todos los comentarios buscaron siempre el beneficio de los demás, el regreso a argumentos basados en las Escrituras, y la búsqueda de estrategias eficaces para lograr el avance del reino de Cristo.
«Mantengamos el diálogo», concluyó Swanson. «Sigamos soñando cómo Dios puede ayudarnos a trabajar juntos».