«¿Les gustan las celebraciones?».
Alex Salstein estaba al volante de una casa rodante cuando la familia de siete miembros se detuvo en la puerta que conduce a la Billy Graham Library en Charlotte, Carolina del Norte.
«Claro», respondió Alex. «¿Qué estamos celebrando?»
La familia Salstein viajaba de regreso a casa, a Miami, después de recoger a su hijo Gabriel de un campamento cristiano en Nueva York, cuando se detuvieron para visitar la Billy Graham Library.
«Tú eres nuestro visitante número dos millones y hoy queremos celebrarte a ti y a tu familia», respondió el guardia.
«Dije: “¡No puede ser!” dijo Alex. «A partir de ahí, todo fue emoción».
«Técnicamente, el guardia nos dijo que nuestro hijo era el visitante número dos millones», aclaró Javiera, esposa de Alex, acompañada de sus cinco hijos. Sonriendo, dijo: «Mi esposo fue el 1 999 999».
La familia Salstein había visitado la Biblioteca hace cuatro años, pero como Gabriel, de 17 años, actualmente está leyendo Tal como soy, la autobiografía de Billy Graham, pidió volver.
Al atravesar las puertas de cristal en forma de cruz, la familia fue recibida con grandes sonrisas y aplausos por parte del personal y otros visitantes.
Para celebrar, la familia Salstein recibió un almuerzo de cortesía en la cafetería Graham Brothers Dairy Bar y una cesta que incluía libros de Billy Graham, una tarjeta regalo y otras muestras de agradecimiento de parte de la librería Ruth’s Attic. La familia disfrutó de un pastel o torta de celebración, y los 200 primeros invitados que llegaron después de ellos se unieron a la celebración y recibieron un obsequio de la cafetería.
Su último regalo fue uno que dejaron ahí para conmemorar su visita y celebrar el impacto del Evangelio en los años venideros: la familia fue honrada con un adoquín de ladrillo inscrito con su nombre que se colocará en un camino en los terrenos de la Biblioteca.
Antes de terminar su visita, la familia Salstein realizó el recorrido El camino de fe, que cuenta la inspiradora historia del viaje de Billy Graham desde que creció en una granja lechera hasta que compartió el Evangelio con millones de personas alrededor de todo el mundo.
Cuando le preguntaron a Javiera qué era lo que más les había emocionado de su visita, no lo dudó.
«Lo que más ilusión nos hacía era sentirnos rodeados de gente que ama al Señor y que quiere que el ministerio de Billy Graham siga adelante.
»La gente que trabaja o que sirve como voluntaria aquí… tienen tanto amor por Cristo. Todos ustedes hacen que esto sea realmente especial.
«Sabíamos que tendríamos un gran día», dijo Javiera. «Simplemente no nos dimos cuenta de lo increíble que sería».