El aire se sentía inusualmente fresco el miércoles por la noche, con una ligera brisa que soplaba a través del estadio Tivy Antler en Kerrville, Texas. Normalmente, la comunidad llena este espacio para animar a los Kerrville Antlers con el entrenador de fútbol Reece Zunker marcando el ritmo desde la banda.
Pero esta noche se reunieron para llorar la pérdida del entrenador, su esposa y de muchas otras personas que fallecieron en las inundaciones del 4 de julio. Los dos hijos de los Zunker siguen desaparecidos.
La noche de adoración y oración fue organizada por Young Life, un ministerio juvenil global que opera en la escuela secundaria. Los capellanes del Billy Graham Rapid Response Team (BG-RRT) se pusieron de pie junto a los pastores de la zona en las gradas, disponibles para orar, animar o simplemente escuchar a cualquiera que lo necesitara.
«Cuando las palabras nos fallan, gracias a ti que nunca fallas», oró Josh Smithson, líder de Young Life.
Esta promesa se hace eco del ministerio que los capellanes del BG-RRT han llevado a cabo en todo el condado de Kerr. Ante una tragedia tan inmensa, un ministerio de presencia es a menudo más poderoso que las palabras.
«Como saben nuestros capellanes capacitados para situaciones de crisis, no hay palabras que puedan mejorar las cosas en momentos como este. No hay frases mágicas», dijo Josh Holland, director internacional del BG-RRT. «Todo lo que podemos hacer como cristianos es estar al lado de las personas, escucharlos, ser un hombro en el que [puedan] apoyarse, y llorar con ellos».
Una de las últimas canciones de adoración del miércoles por la noche repetía el estribillo: «Aunque no pueda ver estás obrando. Aunque no pueda ver estás obrando. Siempre estás, siempre estás obrando».
Eso es exactamente lo que Jenny, una de las muchas personas que asistieron, necesitaba escuchar. Jenny ha vivido en Kerrville durante 25 años. Aunque su casa se salvó de las inundaciones, una amiga suya perdió a un ser querido y Jenny estaba luchando con preguntas difíciles.
«Estaba viendo [el servicio] por internet y pensé: “Tengo que ir”», compartió Jenny.
Sentada en la primera fila de las gradas con lágrimas en los ojos, llamó la atención del capellán de BG-RRT, Jeff Steelman, y de un pastor de la iglesia bautista Trinity. Los hombres habían orado juntos por dos miembros de esa iglesia ese mismo día, y era lógico que volvieran a ministrar juntos.
Cuando se acercaron a Jenny, ella estaba dispuesta a orar. Al principio, quería orar por la comunidad en su conjunto, y pedir por la paz y el consuelo que muchos en la multitud deseaban. Pero cuando los dos se ofrecieron a elevar sus propias necesidades, ella comenzó a compartir más.
«Todo el mundo está lidiando con algo», dijo Jeff. «Así que la dejamos hablar».
Jenny fue sincera acerca de su ansiedad constante y las presiones de la vida que la mantenían despierta por las noches. Esta inundación la sacudió, pero también abrió su corazón para recibir oración y sanidad espiritual. Los dos hombres comenzaron a orar por ella mientras lloraba, pidiéndole a Dios que reemplazara el miedo en su corazón con su paz.
Los capellanes capacitados para responder en situaciones de crisis están equipados para encontrarse con personas en su dolor y guiarlas con gracia hacia Jesús. Aunque no hay frases sencillas para aliviar el dolor, Jeff le mostró a Jenny que Dios acoge a los quebrantados en sus brazos. Después de orar, los hombres invitaron a Jenny asistir a la iglesia Trinity, a la que ya asiste su hermana.
Mientras los hombres se alejaban, Jenny se sentó sola en silencio en las gradas mientras meditaba.
«Él es nuestra roca», dijo Jenny. Eso mismo dice el Salmo 62:6: «Solo él es mi roca y mi salvación; él es mi refugio, ¡no caeré!» (NVI).
Reconoció que las inundaciones dejarían cicatrices en Kerrville, tanto físicas como emocionales. Pero a través de la música y la oración de esa noche, Jenny dijo que podía sentir la presencia de Dios y que sabía que Él nunca los abandonaría.





