Durante el primer fin de semana de julio, la ciudad de Mérida, en la cordillera de los Andes del noroeste de Venezuela, acogió durante dos días un evento evangelístico en el que decenas de miles de personas escucharon las Buenas Nuevas de salvación en Jesucristo en el Estadio Guillermo Soto Rosa.
El Festival de la Familia comenzó con un evento especial para niños el sábado por la mañana. David Ruíz, orador invitado y evangelista asociado de la Billy Graham Evangelistic Association (BGEA), siguió con dos noches de proclamación de las Buenas Nuevas para gente de todas las edades.
Desde 2019, el Consejo Evangélico de Venezuela ha llevado el Festival de la Familia a diferentes ciudades de este país tropical, incluyendo Puerto La Cruz, Isla de Margarita y San Fernando de Apure.
«Nuestra visión es que Venezuela sea alcanzada para Jesucristo», dijo César Mermejo, presidente del Consejo Evangélico de Venezuela. «Creemos firmemente que la única manera de cambiar un país es conocer primero la verdad sobre nuestra condición espiritual… Por eso queremos llevar el Evangelio a todas las regiones del país a través de estos eventos».
Situada a 1500 metros de altitud, Mérida es famosa por su histórica Universidad de Los Andes, sus coloridos edificios coloniales y por ser la ciudad más alta y fría de un país que se mantiene cálido a lo largo del año.
Pero a pesar del encanto de la ciudad, sus habitantes tienen grandes necesidades espirituales y carecen de esperanza eterna. Los pastores locales creen que solo el 3 % de la población tiene una relación personal con Jesucristo, mientras que la brujería y la hechicería han crecido en las últimas décadas.
«Desafortunadamente, Mérida es la ciudad con la tasa de suicidios más alta de Venezuela, especialmente entre los jóvenes que buscan desesperadamente llenar el vacío en sus corazones», compartió el evangelista David Ruíz. «Creo que este Festival llegó en el momento oportuno ya que miles escucharon el mensaje de esperanza y tuvieron un encuentro con el Príncipe de Paz».
A pesar de la escasez de gasolina y otros problemas de transporte en esta región, largas filas de gente se formaron para entrar en el recinto. El equipo de planificación esperaba unas 25 000 personas, pero el Señor movió los corazones de una manera poderosa, y el conteo final registró más de 45 000 asistentes entre los tres eventos.
El sábado por la mañana, el Festikids atrajo a miles de niños que participaron en divertidas actividades y asistieron a una obra de teatro titulada Jesús al rescate, que contó con la participación de jóvenes de las iglesias locales.
El sábado y el domingo por la noche, el Festival de la Familia congregó a miles de personas de todas las edades. La gente escuchó atentamente a David Ruíz, quien explicó que todos hemos pecado, pero que Jesucristo pagó la pena por nuestros pecados en la cruz.
Una nueva vida
Meses antes, Laura* se enfadó mucho cuando unos cristianos evangélicos empezaron a compartir el Evangelio en su comunidad. Durante mucho tiempo, los acosó e incluso los denunció ante las autoridades, diciendo que «estaban perturbando la paz en la región y yendo en contra de las creencias tradicionales de la comunidad».
Pero estos cristianos decidieron contrarrestar su hostilidad con amor. Yaneth fue una de ellos.
Yaneth y otros compartieron el Evangelio con Laura en varias ocasiones. Cuando la iglesia de Yaneth organizó despensas de alimentos para ayudar a suplir las necesidades de su comunidad, animó a Laura a tomar una bolsa para su familia.
Poco a poco, la disposición de Laura hacia los cristianos empezó a cambiar.
Yaneth la invitó al Festival y pudo presenciar el momento en que el Señor tocó el corazón de Laura en el evento. Allí mismo, Laura decidió arrepentirse de sus pecados y entregar su vida a Cristo.
«Aquella noche, recibió un libro titulado Vivir en Cristo… Lo más sorprendente», dijo Yaneth, «fue que al día siguiente, le dijo al pastor que ya había leído todo el libro y que quería hablar con él porque tenía algunas preguntas».
Una luz en la oscuridad
En la zona de la ciudad conocida como Páramo de la Culata, la brujería se ha convertido en una práctica habitual. Cuando Ninoska de Gutierres paseaba por la zona, vio un cartel que anunciaba «Médium espiritista» en una casa donde también vio a muchos niños jugando.
Guiada por el Espíritu Santo, decidió entrar y repartir invitaciones para el Festival de la Familia. Cuando Ninoska salió de la casa y comenzó a caminar por la calle, Yair*, de 10 años, la alcanzó y le pidió que por favor convenciera a su abuela para que dejara que los niños fueran al Festikids.
Tras una larga conversación, la abuela accedió.
En el Festival, la abuela se sorprendió al ver a Yair y a sus otros cuatro nietos orar durante el Festikids para invitar a Jesús a entrar en sus corazones. Ese día, la luz de Cristo entró en este hogar y una semilla fue plantada en el corazón de esta mujer, quien unos días después decidió visitar la iglesia de Ninoska por primera vez.
>>¿Podrías orar por Yair y su abuela, así como por los 12 000 venezolanos que recientemente se comprometieron a seguir a Jesús?
*Nombres cambiados para proteger la privacidad.
