«Quiero confiar en Jesús como mi Salvador, y quiero seguir a Jesús como mi Señor», dijo Nguyen a Dios el martes por la noche.
La frágil mujer de 60 años se puso de pie y caminó hacia el frente del Estadio Cần Thơ en Vietnam. Ahí, levantó sus delgadas manos en alto. Con confianza, hizo una oración en respuesta a la invitación de Franklin Graham a comenzar una nueva vida a través de la fe en Jesucristo.
Graham compartió el mensaje de la esperanza y el amor de Dios durante dos días en Cần Thơ, la cuarta ciudad más grande del país.
Durante las dos noches, personas de toda la región se reunieron en el estadio, entre ellas muchos que habían venido tras un largo día de trabajo en los arrozales o en los mercados.
A Nguyen, le llevó 40 años tomar la decisión de seguir a Jesucristo, ya que creció siendo budista.
Ha sufrido mucho a lo largo de toda su vida. Cuenta que al final de su adolescencia, cuando se enfrentaba a una gran deuda económica, se sentía desesperada y quería terminar con su propia vida.
«Grité: “Dios, ayúdame. Dios, ayúdame”», dijo.
Esa misma noche soñó que Dios le sonreía. Unas semanas después, un pariente le envió dinero desde Canadá para pagar sus deudas.
En ese momento supo que Dios era real, pero siguió con su vida como siempre y no volvió a buscarlo. A los 50 años, las difíciles circunstancias de la vida la llevaron de nuevo a sentir el llamado del Señor.
Tuvo otro sueño, y esta vez lo vio en una cruz con clavos en las manos y los pies.
«Desde que era adolescente, evité tomar la decisión de seguir a Jesús porque el budismo era lo que me resultaba familiar», dijo. Nguyen explicó que a pesar de los llamados, ella siguió con su vida sin confiar en Dios.
Pero esta noche fue diferente.
«Si pones tu fe y tu confianza en Jesucristo, puedes tener una vida nueva», explicó Graham, haciendo hincapié en que la única manera de conocer al Creador es a través de su Hijo, Jesús (Juan 14:6).
Nguyen había esperado mucho tiempo para llegar conocer al Dios que dos veces salió a su encuentro en sus momentos de más profunda necesidad.
«Escuché cada palabra de Franklin Graham. Escuché con mucha atención cuando dijo que si lo busco [a Dios], lo encontraré», dijo con una sonrisa.
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Un Dios que responde a las oraciones
Hong acudió al Festival para servir como voluntaria de oración, buscando ayudar a quienes se acercaban a entregar sus vidas a Jesús.
Nam*, un joven con el que conversó, le dijo que hacía varias semanas tenía problemas en su relación con su novia. Entonces le contó a un amigo sus problemas de pareja y este le aconsejó que fuera a orar a una iglesia cristiana.
«Ese Dios responde bien a las oraciones», le dijo su amigo.
Aunque Nam no era cristiano, fue. Allí, algunos miembros de la congregación le dijeron que se iba a celebrar el Festival y decidió asistir.
El martes por la noche se dio cuenta de que necesitaba mucho más que ayuda en su relación amorosa. Necesitaba reconciliarse con Aquel que lo había creado.
«El mundo entero es culpable de pecado, pero todo el que crea en Jesucristo tendrá vida eterna», dijo Graham el martes por la noche.
Hong se reunió con Nam en el campo del estadio, dándole la bienvenida a la familia de Dios después de que él orara para pedir perdón por sus pecados y entregar su vida a Cristo.
A tiempo para el llamado
La semana pasada se corrió la voz en el barrio de Quang*, en Tien Giang, Vietnam, sobre un evento gratuito con música y un mensaje especial. Y la emoción iba en aumento.
Quang, fruticultor jubilado de 78 años, y su esposa, Anh*, recorrieron el miércoles las dos horas de viaje hasta el Festival en un servicio de autobús proporcionado por la Billy Graham Evangelistic Association. Los miembros de las iglesias locales pidieron a amigos y familiares que les acompañaran al evento, llenando más de 250 autobuses.
Acompañado por la alabanza de Charity Gayle, The Afters, artistas vietnamitas y otros, Graham predicó el mensaje del Evangelio en medio del aguacero.
En la segunda noche del evento, habló de Zaqueo, un hombre de la Biblia que era demasiado bajo para ver a Jesús por encima de la multitud, así que se subió a un árbol.
«Quizá sientas que eres pequeño a los ojos de Dios», dijo Graham, explicando que Jesucristo se acercó a Zaqueo a pesar de la barrera que los separaba.
«Él te ama», aseguró Graham a la multitud de más de diez mil personas. «Tú eres importante para Dios. ¿Pondrás tu fe y tu confianza en Él?».
Rodeados por miles de personas vestidas con ponchos impermeables para protegerse de la lluvia, Quang y Anh escucharon atentamente a Graham hablar de un Dios que les ama.
Mientras el evangelista invitaba a la multitud a acercarse y recibir una nueva vida en Jesucristo, la lluvia no impidió que la pareja de ancianos se uniera a otros cientos de personas en la parte delantera del estadio.
«Invito a Jesús a entrar en mi corazón para tomar el control de mi vida», repitieron los dos mientras Graham les dirigía en oración.
«Nunca antes había escuchado este mensaje», dijo Quang más tarde, contando que había practicado el culto a los antepasados toda su vida, un ritual común en el budismo. «Amo a Dios, y por eso lo recibí».
*Nombres cambiados por privacidad.