«Dios te acepta como eres… blanco, negro, con pelo largo, con pelo corto», dijo David Ruíz. «Dios te hizo y te ama tal como eres».
Esas palabras fueron como un soplo de aire fresco para Joanna*.
Una de las miles de personas que asistieron al Festival de la Familia con David Ruíz en Maturín, Venezuela, Joanna llevaba mucho tiempo luchando contra la depresión. Su último novio la había herido profundamente, maltratándola y diciéndole que no era bonita.
Esos comentarios burlones llevaron a Joanna a dudar de su propio valor como persona.
«Incluso yo me digo a mí misma que soy fea», compartió Joanna, visiblemente afligida. «Lo que más me ha motivado a venir aquí esta noche es que mi autoestima ha estado por los suelos».
Al conocer algunas de las luchas personales de su amiga y vecina, Lisbeth comenzó a orar fervientemente por Joanna y la invitó varias veces a la iglesia. Joanna parecía abierta a la idea y asistió un par de veces, pero al ser madre soltera y la única proveedora de su hijo, rara vez tenía tiempo para ir.
Pero Lisbeth nunca dejó de orar. Y tuvo la oportunidad de ver cómo Dios respondió a sus oraciones cuando Joanna entregó su vida a Cristo en el Festival de la Familia que tuvo lugar el último fin de semana de junio.
Cientos de iglesias locales de muchas denominaciones evangélicas trabajaron y oraron juntas durante meses para preparar el Festival, que incluyó un evento infantil el sábado.
En el evento de clausura del domingo, Joanna escuchó por primera vez que Dios es un Padre que la ama, y que Él la estaba llamando a venir, experimentar su amor y encontrar el perdón de su pecado.
«No hay fiesta en el cielo cuando alguien se casa, o cuando alguien compra una casa o un coche», dijo Ruiz. «Pero sí hay fiesta en el cielo cuando un pecador se arrepiente».
Y eso es exactamente lo que ocurrió con Joanna.
«Me di cuenta de que necesitaba arrepentirme y venir a Dios», dijo. «Estuve llorando mucho, todos los días. Todos estos días me he sentido mal, deprimida. Pero siento que hoy tuve ese empujoncito. Dios como que me empujó hoy a recibirlo.
»Quiero ir a la iglesia, y buscar a Dios, porque Dios te cambia. Y tengo fe en Dios, en que Él me va a cambiar».
Lisbeth cree que la llegada del Festival de la Familia a su ciudad natal es una respuesta a años de oraciones, y anima a otros creyentes a no rendirse nunca a la hora de compartir el Evangelio.
«Creo que la historia de Joanna demuestra que no debemos perder la esperanza», afirma. «Cuando compartes el Evangelio y encuentras resistencia, y ves que pasan los años y la persona sigue sin venir a Cristo, ¡no te rindas!
»Ora aún más, porque tarde o temprano Dios traerá a uno más al reino de los cielos. Debemos recordar que Dios cuenta con nosotros para llevar esperanza a personas que no la encontrarán en ningún otro lugar del mundo.»
*Nombre cambiado por privacidad.