Hace más de 30 años, el Evangelio transformó muchas vidas en Mongolia, especialmente entre los jóvenes. Ahora, esa primera generación de cristianos de Ulán Bator está orando para que Dios obre milagros a su favor para que puedan alcanzar a la siguiente generación para Cristo por medio del Festival of Joy [Festival de la Alegría] de Franklin Graham, que se celebrará en septiembre.
Cuando el comunismo cayó en Mongolia en la década de 1990, no había más que un puñado de cristianos en el país, según los informes de los misioneros.
Sin embargo, con el fin de este régimen, la esperanza del Evangelio cayó como agua fresca en los oídos de los jóvenes y el número de creyentes se multiplicó rápidamente.
Se estima que hoy en día hay más de 40 000 cristianos en Mongolia, sin embargo, muchísimos más todavía necesitan escuchar las Buenas Nuevas. Según WorldAtlas, solo el 2 % de los 3 millones de ciudadanos del país son seguidores de Jesucristo [enlace en inglés].
Los días 10 y 11 de septiembre, Franklin Graham compartirá el Evangelio de Jesucristo en el Festival de la Alegría de Ulán Bator, la capital del país.
Aproximadamente 250 iglesias de las 650 que hay en total en el extenso y montañoso país, se encuentran concentradas en la ciudad de Ulán Bator, y se han sumado a los esfuerzos de la Asociación Evangelística Billy Graham (BGEA, por sus siglas en inglés) para el alcance.
En un país conocido por sus camellos, su estilo de vida nómada, sus temperaturas bajo cero y sus viviendas en forma de tienda de campaña circular, los cristianos de primera generación están ansiosos por que Dios vuelva a transformar corazones de una forma poderosa.
El hecho de que la iglesia cristiana en Mongolia solo tenga unos 30 años de antigüedad es «alucinante», dijo Derek Forbes, director de Festivales de Asia de la BGEA.
«En Estados Unidos, pensamos: “Bueno, siempre hemos sido cristianos”. En Mongolia, es más bien como la iglesia primitiva: joven, emocionante y vibrante», dijo Forbes.
«Ellos son la primera generación de cristianos, y están deseando nutrir a una nueva generación, que será apenas la segunda».
«Es algo que realmente nos anima a ser humildes», continuó Forbes. «Creo que es importante recordar que es una bendición para nosotros como ministerio poder trabajar con ellos».
Agua viva
Enclavada entre China y Rusia, Mongolia tiene una cultura relacional, lo que les hace estar más abiertos a escuchar el Evangelio, según compartió Forbes.
Dado que no todos los distritos ger cuentan con agua potable, un pastor local pensó que llevar a cabo una campaña evangelística en torno a pozos de agua podría ofrecer la oportunidad de compartir el agua viva que Cristo ofrece con los que viven en las afueras de Ulán Bator.
Durante los tres días previos al Festival, habrá agua disponible de forma gratuita en varios distritos ger. Cuando la gente venga a llenar sus contenedores, los pastores locales compartirán el Evangelio y los invitarán al evento.
Si desean asistir, los miembros de la comunidad recibirán ayuda de alguna iglesia local para que puedan asistir al Festival.
«Así tendrán una conexión con la iglesia local para que puedan crecer en su fe», explicó Forbes.
Las iglesias locales también han participado en el Festival por medio del Curso de Vida y Testimonio Cristiano ofrecido por la BGEA, una capacitación en evangelismo que ayuda a fortalecer la fe de una persona y brinda herramientas para aprender a compartir esa misma fe con los demás. Muchos de los que tomaron esta clase servirán como consejeros durante el evento, y orarán con aquellos que tomen la decisión de seguir a Cristo en el Festival.
¿Un momento o un movimiento?
También se están llevando a cabo reuniones semanales en los distritos de Ulán Bator para orar por los que no conocen a Cristo.
Cristianos de todo el mundo están animando a sus familiares que viven cerca de Ulán Bator a asistir al evento.
«Cada persona está orando para que vengan 10 personas», dijo Forbes. «Ellos invitan a toda su familia. Y si un familiar les dice que vayan, es muy probable que lo hagan».
Entusiasmado por ver lo que el Espíritu Santo hará el 10 y 11 de septiembre, Forbes también pone su mirada en lo que sucederá el 12 de septiembre y más allá.
«Mi esperanza es que no tengamos solo un momento», dijo, sino «que tengamos un movimiento».
Esto significaría que las iglesias de la zona de Ulán Bator sigan creciendo mediante la evangelización y el discipulado de persona a persona, e incluso que celebren actos ministeriales después del Festival, dijo.
«Queremos discipular a la iglesia para que, a su vez, podamos enviarla a predicar el Evangelio, de modo que los pecadores puedan oír y responder a las Buenas Nuevas y convertirse en discípulos de Jesucristo».