Cuando Beth* visitó el Centro del Ministerio Móvil del Billy Graham Rapid Response Team (BG-RRT) en Rolling Fork, Mississippi, estaba visiblemente angustiada.
La joven había perdido su casa móvil tipo tráiler en el tornado de la noche del 24 de marzo. La fuerte tormenta se cobró 26 vidas en el sureste y casi arrasó la pequeña ciudad de Rolling Fork en su trayectoria de destrucción de 160 kilómetros.
Beth sobrevivió de milagro.
Le contó a Bob y Annette Poff, capellanes coordinadores del BG-RRT, que el tornado la había lanzado por los aires hacia afuera de su casa, pero «Dios la dejó suavemente sobre la hierba», dijo.
Con su barrio y su comunidad destrozados, Beth agradeció la ayuda de los Poff. Annette la condujo a través de una línea de distribución de donaciones donde Beth pudo elegir algunos artículos básicos para el hogar. Después, Annette la llevó por un café a un puesto que se había instalado para regalar bebidas a los lugareños.
Dentro del Centro de Ministerio Móvil, Beth comentó cómo ese café le dio la primera sensación de normalidad que había sentido en días.
Cuando comenzó a sentirse mejor, Beth habló por teléfono con una amiga que estaba preocupada por las nuevas tormentas que se avecinaban. Beth le ofreció palabras de aliento y oró con ella.
Bob notó cómo el amor de Cristo y esos pequeños actos de bondad ayudaron a cambiar el semblante y la perspectiva de Beth. Aunque no puede resolver sus problemas, Bob lleva a cabo su ministerio escuchando las historias de la gente, mostrando atención y preocupación genuinas, y ofreciéndose a orar con ellos.
«Solo [necesitas] escuchar sus historias. Todos quieren hablar», afirmó.
Un equipo de ocho capellanes capacitados para responder en situaciones de crisis pasó la semana pasada conversando con residentes locales y orando con ellos.
Otros equipos de capellanes de Billy Graham están prestando sus servicios en Amory (Mississippi), Little Rock (Arkansas), Covington (Tennessee) y Sullivan Country (Indiana), tras la destrucción causada por varias tormentas.
El desastre les abrió los ojos a su necesidad más profunda
Otra residente de Rolling Fork, Mary*, que ha vivido en la zona desde hace 75 años y perdió su casa durante la tormenta, acudió al Centro de Ministerio Móvil para buscar ayuda de Samaritan’s Purse, la organización hermana de BGEA que brinda ayuda en catástrofes y colabora con el BG-RRT.
En lugar de limitarse a darle información sobre el proceso y el papeleo, uno de los capellanes mostró interés y entabló una conversación más profunda con Mary. Una charla que finalmente cambiaría su vida.
Cuando el capellán tuvo la oportunidad, le preguntó si creía que iría al Cielo. Mary respondió que sí porque ella ha sido una buena persona y va a la iglesia.
«Esas son cosas positivas», dijo el capellán, pero no son suficientes para pasar la eternidad en el Cielo. El capellán le explicó que todos hemos pecado, que ese pecado nos separa de Dios, y que solo el sacrificio de Jesucristo en la cruz puede cubrir nuestros pecados, creando un puente entre nosotros y Dios cuando ponemos nuestra fe en Cristo.
Mary tenía varias preguntas, mismas que el capellán respondió pacientemente. Pronto, ella comprendió lo que significa tener una relación con Dios y dijo que quería pedirle a Jesucristo que entrara en su vida en ese mismo momento. Ahí mismo, ella oró para entregar su vida a Cristo y recibió una Biblia.
>> ¿Qué significa ser salvo?
Un matrimonio también tomó la decisión de poner su confianza en Jesucristo después de que su casa resultara gravemente dañada por el tornado. Estaban dentro de la misma cuando se desató la tormenta y, tristemente, sus parientes que vivían al lado murieron durante la misma.
Mientras los voluntarios de Samaritan’s Purse limpiaban los escombros donde antes se encontraba su casa, la pareja compartió con los capellanes que creían en Dios pero que no entendían realmente lo que significaba ser salvo.
Los capellanes compartieron con la pareja su propio testimonio de cómo llegaron a tener una relación personal con Cristo, y guiaron a la pareja a través del folleto «Pasos para tener paz con Dios», que explica cómo la salvación se puede obtener solo a través de Jesucristo. Finalmente, la pareja dijo que quería aceptar a Jesús como su Señor y Salvador.
Después de que los capellanes oraran con ellos, al esposo se le llenaron los ojos de lágrimas.
«Estaban conmocionados», dijo Bob. «Se dieron cuenta de que necesitaban a Cristo en sus vidas».
*Nombres cambiados por privacidad.