Dos meses después de que una multitud de personas respondiera al Evangelio en Moldavia —un pequeño país situado entre Ucrania y Rumania—, los cristianos locales están experimentando un aumento en la asistencia a las iglesias y en el número de bautismos.
En julio, un viernes y sábado por la noche, Will Graham le explicó a una multitud total de 19 000 personas en Chișinău, la ciudad capital, cómo podrían encontrar la paz en sus vidas a través de una relación con Jesucristo. Invitó a todos los presentes a dar un paso al frente si querían empezar a seguir a Cristo como su Señor y Salvador.
Muchos de los que respondieron eran niños y adolescentes. Algunos eran ucranianos que se refugiaron en este pequeño país en busca de seguridad.
Sin importar cual fuera su circunstancia de vida, Dios tocó muchos corazones, y más de 1200 personas decidieron poner su fe en Jesús.
Pero esto fue solo el principio.
Desde septiembre del año pasado, un equipo de creyentes en Moldavia comenzó a planificar esta Celebración de Esperanza, sabiendo de antemano que gran parte del trabajo comenzaría después del evento. Sin embargo, algunos miembros del equipo afirman que cosas tan emocionantes han ocurrido desde entonces, que no perciben el trabajo que han realizado como una carga.
Varias personas que han participado en el seguimiento de la Celebración se unieron recientemente a una llamada de Zoom para recapitular todo lo que habían visto en las últimas semanas. Compartieron con entusiasmo una historia tras otra de impacto y transformación espiritual, algunas de las cuales son personas que conocen personalmente.
Vasily Gherasimciuc, que vive al norte de Chișinău, fue el director de la Celebración. Más de 700 iglesias de todo el país participaron en la planeación y difusión de la Celebración, y han tenido una labor fundamental tras el evento. En los meses transcurridos desde que terminó la Celebración, Gherasimciuc dijo que las iglesias han hecho un seguimiento puntual de cada persona que indicó haber rendido su vida a Cristo.
A todos y cada uno
Desde julio, más de 1100 personas que entregaron sus corazones a Cristo durante la Celebración se han integrado a una iglesia local. De ellas, más de 280 han sido bautizadas o se están preparando para el bautismo. En Moldavia, la mayoría de las iglesias exigen que una persona complete una clase bíblica y demuestren cierta madurez en la fe antes de bautizarse.
«Como equipo, estamos recibiendo invitaciones de iglesias de todo el país para los próximos bautizos», afirma Vadim Fortuna, responsable de comunicación con las iglesias.
Hasta la fecha, 246 iglesias han acogido a nuevos creyentes. La propia nieta de Gherasimciuc, de 12 años, fue una de las personas que respondieron al mensaje del Evangelio.
«Miles de cristianos han estado orando… y todo el resultado se lo debemos al Señor, que lo ha hecho posible», afirmó.
Repercusiones de largo alcance
En algunos casos, familias y comunidades enteras han sentido los efectos de la Celebración.
Rubén Mirón, quien ha ayudado a dar seguimiento a los nuevos creyentes, compartó la historia de Ludmila, una mujer de mediana edad que fue una de miles de personas que hicieron una lista con los nombres de todas las personas por las que querían orar antes de la Celebración. Ludmila invitó a cada una de ellas al evento, y cinco de las que figuraban en su lista —su madre, su hermana, su hijo adolescente y sus dos suegros— se arrepintieron de sus pecados y se convirtieron a Cristo.
Casi 100 personas acudieron a la Celebración en varios autobuses desde el distrito de Orhei, a una hora de Chișinău. Fortuna contó cómo ocho personas de la pequeña aldea llegaron a la fe al mismo tiempo, incluida la hermana de un pastor.
«No se pueden imaginar el gozo de este pastor por [la salvación de] este familiar por el que había venido orado durante muchos años», dijo Fortuna. «Nos sentimos muy bendecidos por formar parte de este proceso y apoyar a la iglesia local».
Otras personas de esta comunidad que respondieron al llamado del Evangelio eran miembros clave del pueblo, entre ellos, algunos que trabajan en el gobierno. Desde el evento, estos trabajadores ofrecieron prestar un edificio gubernamental para acoger un campamento de verano cristiano, mientras que el ayuntamiento local propuso acoger un «servicio de cosecha» para la iglesia (una celebración cristiana local en acción de gracias a Dios).
Incluso un miembro del equipo local de Celebración fue impactado personalmente por el evento.
Ion Vintu solía mostrarse escéptico ante los grandes eventos evangelísticos, sin embargo, estuvo dispuesto a servir en la Celebración. Vintu sirvió como coordinador de consejeros y se emocionó cuando su hija adolescente rindió su vida a Cristo después del mensaje evangelístico de Will Graham.