En 1982, con las tensiones de la Guerra Fría a flor de piel, Billy Graham fue invitado a dirigirse a más de 600 líderes religiosos de todo el mundo en la conferencia de paz de Moscú. Eso abrió las puertas para una cruzada evangelística en cuatro ciudades detrás del Telón de Acero en 1984, incluida una parada en Tallin, la capital de Estonia.
Will Graham era entonces solo un niño, pero este otoño, más de 40 años después de la predicación de su abuelo en esta nación báltica, se dirige a Tallin con urgencia.
«El mundo está desesperado por escuchar el mensaje que llevamos», dijo Will Graham a través de un video durante el evento de lanzamiento de la Celebración Tiempo de Esperanza que tendrá lugar en octubre. «Es un mensaje de esperanza y propósito, paz y gozo, amor y, lo más importante, salvación. Sabemos que todas estas cosas se encuentran en un lugar: la persona de Jesucristo».
Unos 500 cristianos, entre pastores y otros líderes religiosos, llenaron la iglesia de San Olaf durante la presentación a finales de enero.
Fue en esta misma iglesia, construida en el siglo XII, donde 4500 personas acudieron a escuchar a Billy Graham cuatro décadas antes, cuando Estonia aún formaba parte de la Unión Soviética.
«Estaba abarrotada. La gente estaba sentada en las vigas», recuerda Viktor Hamm, vicepresidente de Ministerios de Cruzadas de la Billy Graham Evangelistic Association (BGEA).
Desde entonces, la Guerra Fría ha terminado, pero una nueva generación crece ahora en un mundo lleno de nuevos conflictos y problemas.
La mayoría de los estonios son ateos o agnósticos, dijo Hamm, y el país tiene una de las tasas de suicidio más altas de Europa.
El Evangelio gana terreno
Hamm atribuye esta desesperanza y falta de religión a la «influencia atea y comunista de la Unión Soviética», así como a la proximidad de la nación al mundo occidental. La capital, Tallin, está situada justo al otro lado del mar Báltico, frente a Helsinki, Finlandia.
«En un intento por romper con el pasado, han abrazado el liberalismo y el ateísmo de Occidente», explicó.
Sin embargo, es posible que el Evangelio esté ganando terreno de nuevo, ya que algunos de los líderes evangélicos más visibles de Estonia se están uniendo por una causa: alcanzar a su prójimo con las Buenas Nuevas de la vida abundante que solo Cristo ofrece.
El reverendo Urmas Viilma, arzobispo de la Iglesia Evangélica Luterana de Estonia, se inscribió para capacitar a otros en el Curso de Vida y Testimonio Cristiano de BGEA, diseñado para fortalecer la fe de los creyentes y equiparlos para compartirla con los demás.
Durante el evento de lanzamiento de la Celebración, Viilma oró con el reverendo Robert Tšerenkov, superintendente de la Iglesia Metodista de Estonia, mientras que el capitán Ago Lilleorg, jefe de capellanes del Mando de las Fuerzas Unidas de Estonia, compartió el impacto del Evangelio entre los estonios y cómo la asistencia a las iglesias aumentó tras el Festival de tres días que Franklin Graham celebró allí en 2009.
Will Graham alentó a estos líderes en su causa de unidad, y animó a los asistentes a seguir orando mientras se preparan para la campaña evangelística de octubre.
«La oración es la piedra angular del avivamiento, y es algo con lo que debemos comprometernos plenamente a medida que nos acercamos a este [evento]», compartió en su mensaje por video.
Durante el evento de lanzamiento de enero, Hamm, quien creció en Vorkuta (un campo de trabajos forzados del GULAG, en el Círculo Polar Ártico), compartió un mensaje desde el mismo púlpito de la Iglesia de San Olaf donde Billy Graham predicó 1984, siete años antes de que Estonia se separara de la Unión Soviética.
«Ahora no es el momento, como dijo el apóstol Pablo, de conformarnos a este mundo», dijo Hamm a los reunidos, citando Romanos 12:2. «No es el momento de ser tímidos respecto a nuestra fe y al testimonio del Señor Jesucristo».

‘Es algo que nunca he visto’
Jógvan Zachariassen, director de la Celebración Tiempo de Esperanza en la ciudad, dijo que muchos líderes religiosos de Estonia quieren que sus congregaciones sean más misioneras y compartan su fe. La iglesia luterana, que es la denominación más numerosa allí, «está viendo que la iglesia está decayendo y decayendo y, al mismo tiempo, la gente está cada vez más desesperanzada».
Debido en gran parte a su pasado, los estonios suelen dudar a la hora de confiar en los demás, dijo Zachariassen. Junto con la recesión económica y el temor a la agitación política, una gran parte de los estonios busca anestesiar sus ansiedades con placeres temporales y mundanos.
Los cristianos son minoría, y los programas para jóvenes de las iglesias son limitados. De las aproximadamente 350 iglesias evangélicas de Estonia, solo unas 30 tienen más de 100 miembros. El resto son más pequeñas.
Sin embargo, es en circunstancias difíciles como estas cuando la gente suele sentirse atraída por Dios. Y nunca hay que subestimar el poder de una iglesia preparada y que ora.
Zachariassen afirmó que «la inversión de las iglesias, la enseñanza y la capacitación» contribuyen en gran medida a equipar a los creyentes para difundir el Evangelio y discipular a nuevos cristianos.
Más de 55 líderes de distintas denominaciones han recibido capacitación para equipar a otros a través del Curso de Vida y Testimonio Cristiano, lo que, en última instancia, desafiará a cientos de seguidores de Cristo a vivir su fe y a compartir con otros que Él tiene el poder para marcar la diferencia, tanto ahora, como en la eternidad.
Una persona que entregue su vida a Jesucristo podría cambiar a toda una familia, dijo Zachariassen, y tener un impacto de gran alcance en los años venideros.
Zachariassen se ha unido a algunas reuniones locales de oración de hombres en Tallin en preparación para la Celebración.
«La forma en que oran, su vulnerabilidad y su corazón abierto para buscar al Señor es algo que nunca había visto», afirmó.
El lugar de Estonia en el movimiento evangélico

Hamm recuerda otro momento que tuvo lugar en esta nación en 1988 y que ayudó a preparar el terreno para evangelizaciones como la de este otoño.
«Estonia ocupa un lugar muy importante en la historia del movimiento evangélico de toda la [ex] Unión Soviética», explicó.
En julio de 1988, Tallin acogió un evento para celebrar los mil años del cristianismo en Rusia. Se colocó una fina alfombra sobre la pista de hielo del extenso Palacio Lenin de la Cultura y el Deporte (ahora llamado Linnahall), construido originalmente para los Juegos Olímpicos de Verano de Moscú.
El recinto estaba lleno a máxima capacidad, con 7000 personas en su interior, pero no había tarima ni púlpito. Hamm pronunció un mensaje del Evangelio de pie sobre un palco en medio del estadio.
«El hambre espiritual era palpable», dijo. «El servicio duró horas, con coros, una orquesta, y mensajes en ruso y estonio».
Cientos de personas respondieron, arrodillándose en el suelo.
«No teníamos consejeros, no teníamos libros ni folletos, no teníamos nada. Así que todo lo que teníamos en las manos, se lo dábamos a la gente: cancioneros, Biblias, Nuevos Testamentos… Los que recibían una Biblia la besaban y la abrazaban. Algunos ofrecían grandes sumas de dinero para comprar una Biblia. Otros pedían sostener la Biblia solo por un minuto».
Años más tarde, Hamm conoció a un pastor que le contó como fue aquel día sobre el hielo cuando por primera vez se había arrodillado y había rendido su vida a Cristo.
Si Dios se movió poderosamente durante la visita de Billy Graham en 1984, en el estadio en 1988 y durante el Festival de Franklin Graham en 2009, sabemos que tiene poder para traer un despertar espiritual para este octubre.
La Celebración Tiempo de Esperanza con Will Graham tendrá lugar los días 18 y 19 de octubre en la Arena Tondiraba de Tallin. Por favor, únete a nosotros en oración por las iglesias locales mientras preparan el camino e invitan a sus seres queridos a escuchar el mensaje del Evangelio.
