El entusiasmo ha ido creciendo durante meses en las iglesias de Roma y sus alrededores.
Desde Milán, en el norte, hasta Nápoles, en el sur, pastores italianos y compañeros cristianos están planeando asistir al Festival Noi Roma con Franklin Graham los días 4 y 5 de noviembre. Más de 160 autobuses llevarán a unas 9400 personas, entre ellas muchas que quizá aún no conocen personalmente a Jesucristo, pero que han sido invitadas por un miembro de la iglesia.
El entusiasmo por compartir el Evangelio en la «ciudad eterna» ha ido en aumento desde el Festival Noi del pasado octubre, el primer acontecimiento evangelístico de este tipo en Milán.
El evento gratuito y familiar del próximo fin de semana tendrá lugar en el Palazzo dello Sport en Roma, y ofrecerá un mensaje evangelístico de Franklin Graham junto con música de Kari Jobe el 4 de noviembre y de Michael W. Smith el 5 de noviembre.
Los pastores están muy animados, dijo Scott Lenning, director ejecutivo del Festival para la Billy Graham Evangelistic Association (BGEA).
«Hemos celebrado diez eventos previos con pastores, oración y pizza», dijo. «Estos eventos reunieron a líderes de diversas denominaciones para que escucharan cómo podían involucrar a sus iglesias, desde participar en la capacitación en evangelización hasta invitar a los no creyentes al Festival».
Una reunión de oración en Roma atrajo a más de 300 personas para orar juntas por este evento, y 2700 estudiantes asistieron a reuniones de oración para jóvenes en Nápoles y Roma.
Lenning se ha sentido especialmente animado por cómo Dios está uniendo a los creyentes en una ciudad donde las iglesias evangélicas llevan mucho tiempo divididas. Están dejando a un lado las diferencias por el objetivo común de compartir el Evangelio, explicó, y los pastores califican este hecho como «histórico».
Muchas de esas iglesias se familiarizaron con el ministerio de la BGEA al principio de la pandemia de COVID-19, cuando los capellanes del Billy Graham Rapid Response Team ministraron en un hospital de campaña de emergencia instalado por Samaritan’s Purse, su ministerio hermano, en Cremona, Italia. Con muchos adultos mayores, el norte de Italia se convirtió en el epicentro del brote de COVID-19 en Europa.
Además del Festival Noi del año pasado en Milán, Franklin Graham filmó esta primavera el especial de televisión «El Nuevo Nacimiento» a las afueras del Coliseo de Roma. El programa, de media hora de duración, se estrenó en varios idiomas en todo el mundo el Domingo de Pascua.
>> Ver ahora «El Nuevo Nacimiento»
‘Es asombroso, es maravilloso’
En su trabajo en un almacén de moda de alta gama en Roma, los compañeros de Carmelo D’Amico saben que él está siempre disponible si necesitan orar o tienen preguntas sobre la Biblia. El diácono, de 62 años, ha invitado a muchos de ellos al Festival Noi, y sabe que algunos piensan venir.
Recientemente, D’Amico dirigió en su iglesia el Curso de vida y testimonio cristiano de la BGEA, al que asistieron personas de distintas denominaciones. «Tenemos la Santa Palabra que nos guía a todos juntos», dijo.
En toda Italia, más de 1400 personas asistieron a este curso diseñado para ayudar a los creyentes a fortalecer su fe y compartirla con los demás.
En su tiempo libre, D’Amico suele recorrer Roma en moto para compartir su fe o reunirse con otros cristianos apasionados por el Evangelio. Sin embargo, antes del Festival Noi del año pasado, la colaboración entre distintas denominaciones era escasa, dijo.
«Nos peleamos sobre cómo servir la comunión, sobre cómo orar (de rodillas o de pie); si aplaudir o no; utilizar música durante el servicio o no», dijo. «Nos peleamos por todo eso, pero no reconocemos que el 95 % de nuestra vida espiritual es la misma».
Sin embargo, eso ha cambiado en el último año, dijo, rebosante de expectación por lo que Dios hará a través de esta nueva unidad.
«El Festival Noi es la primera vez en la historia de Italia que todas las denominaciones y todas las personas de las iglesias [trabajan] juntas», dijo D’Amico.
«Ni en toda mi vida de recuerdos, ni en la vida de mi padre, ni en la vida de mi abuela he visto este tipo de unidad en las iglesias de Roma.
»Es asombroso, maravilloso y un milagro».