¿Cómo criar niños felices?

Somos padres jóvenes y queremos educar bien a nuestros hijos, sin embargo, no queremos abrumarlos y ponerles un sinfín de normas. Nos han dicho que eso puede reprimir su personalidad y sus capacidades, y hacer que se enfaden. ¿Cuál es la mejor guía para criar niños felices?


La gente solía enviar una gran cantidad de preguntas a Billy Graham. Durante décadas, Él respondió a un sinnúmero de ellas en una columna periodística sindicada llamada «Mis Respuestas». Esta es una de ellas.

El rey Salomón estaba convencido de que sabía cómo encontrar la felicidad, y la persiguió acumulando riqueza, fama, placer, poder, casas suntuosas y sabiduría. Parecía que el rey lo tenía todo. Sin embargo, después de conseguir todo lo que había deseado, llegó a la conclusión de que su vida seguía vacía y sin sentido. Su búsqueda de la felicidad duradera había fracasado. Su alma estaba vacía.

Los hijos dependen de los padres para muchas cosas, pero una de las más importantes que necesitan es un liderazgo sólido por parte de mamá o papá (idealmente, de ambos). El deber de los padres es corregir y educar a los hijos. Educar puede ser difícil y acarrear dificultades, pero el esfuerzo vale la pena. Los niños quieren conocer sus límites y, aunque al principio parezcan infelices por ello, conocer los límites y el beneficio de los mismos es vital para ayudarles a crecer.

Lo más importante es nutrir a los niños con la verdad de Dios. Un niño es demasiado pequeño como para tener suficiente sabiduría para reconocer la verdadera felicidad mientras se esfuerza por encontrarla. Por eso, los niños deben ser guiados. Hay que enseñarles las Escrituras desde una corta edad, sustituyendo lo que el mundo trata de enseñarles por lo que enseña la Palabra de Dios.

Dios nos dio a los niños en parte para ayudarlos a prepararse para convertirse en adultos. Los niños aprenderán mucho más observando a sus padres que simplemente escuchando lo que ellos dicen; por eso, debemos asegurarnos de poner en práctica lo que enseñamos.

Imaginemos por un momento a Salomón, el rey humano más sabio, diciendo que no se negó nada a sí mismo, pero aprendió que todo lo que había conseguido carecía de sentido (ver Eclesiastés 2). Todos debemos aprender de estas lecciones que han resistido la prueba del tiempo.

Esta columna está basada en las palabras y escritos del difunto reverendo Billy Graham.

>> Dios te ama. Decubre cuánto.