Respeto tu derecho a tener una opinión, pero espero que estés abierto a reconsiderarla. De lo contrario, dejas en claro que no quieres nada que tenga que ver con Dios, y este es el verdadero problema al que te estás enfrentando.
Déjame hacerte una pregunta: ¿Honestamente piensas que todo en la vida es cuestión de opinión personal y que no existe algo como la verdad? Lo dudo. Cuando subes a un avión, ¿te importa si el piloto cree que no hará una gran diferencia si libera o no el tren de aterrizaje? Cuando vas a surtir una receta médica, ¿te importaría que el personal de la farmacia cree que no hará una gran diferencia si te da o no la pastilla correcta? Sospecho que sí te importa.
Aquí está la base de mi argumento: No necesitamos adivinar acerca de Dios, o preguntarnos cómo es Él. Él ya nos ha revelado la verdad acerca de sí mismo. ¿Cómo lo ha hecho? Una forma es a través del mundo que nos rodea.
«Porque desde la creación del mundo las cualidades invisibles de Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza divina, se perciben claramente a través de lo que Él creó, de modo que nadie tiene excusa» (Romanos 1:20).
Pero Él se nos revela más claramente de una forma que impacta nuestra imaginación: ¡Dios se hizo hombre! Ese fue Jesús: Dios en forma de hombre. La Biblia dice: «Porque a Dios le agradó habitar en Él con toda su plenitud» (Colosenses 1:19). ¡Estamos hablando de todo lo que Dios es!
¿Verdaderamente quieres saber cómo es Dios? Mira a Cristo. No permitas que nada, ni tu orgullo, ni el pecado ni ninguna otra cosa te aleje de Él.
>> ¿Por qué no te acercas a Jesucristo y permites que Él te muestre quién es Él?