¿Los cristianos deberíamos estar felices todo el tiempo? He escuchado a la gente decir eso, pero yo no creo que sea posible. No puedo evitar sentirme deprimido cuando las cosas no están yendo bien.
La gente solía enviar una gran cantidad de preguntas a Billy Graham. Durante décadas, Él respondió a un sinnúmero de ellas en una columna periodística sindicada llamada «Mis Respuestas». Esta es una de ellas.
Pensemos, por ejemplo, en lo que sintieron algunos de los servidores de Dios que aparecen en la Biblia. En medio de un gran sufrimiento, Job le suplicó a Dios que le quitara la vida. Pablo se agobiaba profundamente cuando los creyentes se alejaban de la verdad. El salmista a menudo perdía la esperanza a causa de sus enemigos. Incluso Jesús lloró cuando enfrentó la agonía de la cruz. La Biblia sostiene: «Todo tiene su momento oportuno; (…) un tiempo para llorar, y un tiempo para reír» (Eclesiastés 3:1,4).
Sin embargo, la Biblia nos señala una extraordinaria verdad: aun en medio de la desdicha, podemos tener gozo. Podemos tener paz interior al saber que Dios nos ama y tiene el control definitivo. Una vez que comprendamos esto, entenderemos que Él está con nosotros y que nada podría separarnos jamás de Cristo y su amor. Jesús dijo: «Les he dicho esto para que tengan mi alegría y así su alegría sea completa» (Juan 15:11).
Cuando las circunstancias te abrumen, entrégaselas a Cristo y pídele que te ayude a confiar en Él, sin importar lo que suceda. La Biblia afirma: «No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús» (Filipenses 4:6‑7).