Mi doctor quiere que tome medicamentos para la depresión, pero no quiero hacerlo. ¿No es verdad que Dios ha prometido sanarnos si tenemos suficiente fe?
Las causas de la depresión son múltiples y variadas, y el primer paso para lidiar con ella es encontrar la causa específica. Solo después de eso será posible seguir un tratamiento de forma adecuada.
Por ejemplo, sé que la depresión muy a menudo se debe a un desequilibrio químico en el cerebro. Y en este caso puede ser corregida con medicamentos apropiados. Si tu doctor cree que esta es la causa de tu situación particular, te animo a seguir sus consejos. Dios nos ha dado los médicos y sus conocimientos científicos; uno de los compañeros más cercanos del apóstol Pablo fue Lucas, a quien él llamaba «el médico amado» (Colosenses 4:14, RVR).
Sí, en algunos casos, Dios puede intervenir y sanar milagrosamente, y ciertamente debemos acudir a Él en oración en cualquier situación, incluyendo un problema físico o emocional. La Biblia nos llama a orar unos por otros. «… para que sean sanados. La oración del justo es poderosa y eficaz» (Santiago 5:16, NVI).
Pero esto no significa que no debemos buscar un consejo médico cuando estamos enfermos. Si me quiebro un brazo, no dudaría en buscar el mejor tratamiento médico posible y haría lo mismo si tuviera un problema emocional. Dios te ama y quiere lo mejor para ti. Que las palabras del salmista te animen: «Me has hecho pasar por muchos infortunios, pero volverás a darme vida; de las profundidades de la tierra volverás a levantarme» (Salmo 71:20).