Hace como veinte años hice algo muy malo y me odio desde entonces. Pero si yo no puedo perdonarme por lo que hice, ¿cómo puedo esperar que Dios lo haga?
Déjame preguntarte esto: Si pudieras estar seguro de que Dios te ha perdonado completamente, ¿qué razón tendrías para seguir sintiéndote culpable? La respuesta es simple: ninguna.
Y es eso precisamente lo que Dios te ofrece ahora mismo. Dios te ofrece el completo perdón de tus pecados, no importa lo que hayas hecho. ¿Cómo es esto posible? Es posible por una razón: cada pecado que has cometido, sin importar qué tan grande o malo haya sido, fue transferido a Cristo el día que Él murió por ti en la cruz. Él era el Hijo de Dios, y nunca cometió pecado, sin embargo, nos amó tanto que estuvo dispuesto a cargar con los nuestros, y pagar la pena que nosotros merecíamos. La Biblia lo dice de esta manera: «Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador, para que en Él recibiéramos la justicia de Dios» (2 Corintios 5:21, NVI).
No lleves más esa pesada carga. Dios no quiere que la lleves, y tampoco tú deberías quererlo. En lugar de eso, mediante una oración de fe, dile a Dios que reconoces que has pecado y que te arrepientes profundamente por ello, y que confías en el sacrificio de Cristo y en su sangre derramada por ti para que te limpie y te salve.
Esta promesa de Dios es para ti: «Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad» (1 Juan 1:9). Y si los recuerdos del pasado te persiguen, inmediatamente huye, arrepiéntete, y agradécele a Dios por perdonarte gratuita y completamente.