Mi fe es tan débil. ¿Es posible que una fe fuerte sea algo reservado solo para algunas personas especiales? ¿Será que la fe verdadera significa no escuchar nuestras dudas y pretender que no existen? ¿Puede la fe crecer de verdad y volverse más fuerte?
La fe crece cuando se planta en la tierra fértil de la palabra de Dios. No solo debemos ser salvados por la fe en Dios, sino que también debemos vivir por fe, pues necesitamos la gracia y la ayuda de Dios en cada paso. La Biblia dice: «Vivimos por fe, no por vista» (2 Corintios 5:7).
Dios quiere que nuestra fe se vuelva más fuerte y nos ha dado los recursos que necesitamos para lograrlo. Estos recursos son como herramientas en manos de un hábil carpintero que, al usarlas, tiene la capacidad de darle forma incluso a la pieza de madera más dura para convertirla en algo útil y hermoso.
La primera herramienta que Dios nos ha dado para fortalecer nuestra fe es la Biblia. Es tan esencial que, sin ella, es imposible lograr una madurez espiritual duradera. Si nuestra fe no está arraigada en la Biblia, se marchitará como una planta que se arranca de la tierra. Solo una fe fuerte, basada en la palabra de Dios, nos protegerá de la tentación y de la duda. Sin ella, nos encontraremos «zarandeados por las olas y llevados de aquí para allá por todo viento de enseñanza y por la astucia y los artificios de quienes emplean artimañas engañosas» (Efesios 4:14).
Para que nuestra fe crezca, necesitamos permitir que la Biblia nos empape la mente y el alma. «La fe viene como resultado de oír el mensaje, y el mensaje que se oye es la palabra de Cristo» (Romanos 10:17). Por siglos, los creyentes comunes y corrientes no tenían acceso a la Biblia. Hoy está disponible en cientos de idiomas, incluso en internet, sin embargo, la mayoría de las Biblias siguen cerradas y sin leer. No debemos permitir que esto suceda si queremos hacer crecer nuestra fe.
Este artículo está basado en las palabras y los escritos del difunto Reverendo Billy Graham.