Primera semana: María
Las personas que participaron en la historia de la Navidad experimentaron cosas que nunca se habían visto antes y que no se han visto desde entonces. En este tiempo de Adviento, veremos algunos de estos personajes bíblicos, estudiando cómo respondieron al nacimiento del Mesías y cómo aplicar las lecciones que cada uno de ellos nos enseñan en nuestras vidas hoy.
Este contenido fue extraído del libro de Will Graham In the Presence of the King [En presencia del Rey].
Lecturas bíblicas: Lucas 1:26-36, 46-55; Lucas 2:1-7, 19-20.
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Es difícil no sentirse intrigado e impresionado por María. Era apenas una adolescente; algunos estiman que tenía entre 13 y 16 años cuando se le apareció un ángel. Me imagino cómo reaccionaría una adolescente de hoy si un ángel del Señor se presentara en su habitación. Supongo que la respuesta inmediata sería miedo, gritos o llanto. La naturaleza abrumadora de la experiencia sería suficiente para causar esa reacción.
Sin embargo, cuando el ángel aparece y trae un mensaje de alegría: «¡Te saludo, tú que has recibido el favor de Dios! El Señor está contigo», la Biblia dice que María estaba «turbada». El ángel incluso la animó con un «no tengas miedo».
Uno esperaría que María hubiera batallado con esta revelación y cambio abrupto en el camino de su vida. Después de todo, las cosas parecían ir bien; incluso estaba comprometida con un hombre llamado José. Pero ahora, sería el chisme del pueblo. Un escándalo como un embarazo fuera del matrimonio no pasaría desapercibido, y responder a las críticas diciendo que un ángel la visitó probablemente generaría más preguntas que respuestas.
Pero está claro que María no era una adolescente normal.
Tras su respuesta inicial, María acepta su vocación como madre terrenal de Jesús. En su respuesta conocida como «El Cántico de María» (Lucas 1:46-55), vemos a una joven que se considera bendecida y se alegra.
Por supuesto, la historia no termina ahí, y las cosas no se ponen más fáciles. Al final de su embarazo, María debe soportar el viaje de Nazaret a Belén, al final del cual da a luz al niño Jesús en un pesebre.
¿Estaba amargada? ¿Gritó a Dios: «Me has hecho esto y ahora ni siquiera puedes darme un lugar decente para dar a luz? ¿Ni siquiera una habitación?».
No, mientras sostenía a su hijo, el Hijo de Dios, el Príncipe de la Paz, Emmanuel, ella reflexionaba sobre todo lo que había ocurrido, guardándolo en su corazón.
Al entrar en este tiempo de Adviento, tal vez este año no ha sido como lo habías planeado. Tal vez esperabas que tu vida fuera muy diferente de lo que es. Tal vez incluso estés enfadado con Dios y le culpes de tus circunstancias.
Si es así, está bien que estés preocupado, pero te invito a que imites el ejemplo de María y te alegres en medio de tu dolor. Ponlo todo a los pies de Aquel que vino a salvarte y cuyo nacimiento celebramos. A pesar de las luchas, María se consideró bendecida por lo que Dios hizo por ella, y tú también puedes hacerlo si reflexionas sobre cómo Él te ha bendecido.
Preguntas para conversar: ¿De qué manera ha sido el año pasado una lucha? ¿Cómo has visto a Dios actuar en tu situación? ¿Eres capaz de adorar a Jesús en medio de los desafíos?
Oración: Nuestro Dios y Padre, gracias por el regalo de tu Hijo, Jesús, y por la esperanza que Él nos da. Incluso cuando nuestras vidas toman giros difíciles o inesperados, podemos encontrar nuestra alegría y paz en Ti. En el nombre de Jesús, amén.
Lecturas bíblicas: Lucas 1:26-36, 46-55; Lucas 2:1-7, 19-20 (NVI)
Lucas 1:26-36
26 A los seis meses, Dios envió al ángel Gabriel a Nazaret, pueblo de Galilea, 27 a visitar a una joven virgen comprometida para casarse con un hombre que se llamaba José, descendiente de David. La virgen se llamaba María. 28 El ángel se acercó a ella y le dijo:
—¡Te saludo, tú que has recibido el favor de Dios! El Señor está contigo
29 Ante estas palabras, María se perturbó, y se preguntaba qué podría significar este saludo.
30 —No tengas miedo, María; Dios te ha concedido su favor —le dijo el ángel—. 31 Quedarás encinta y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. 32 Él será un gran hombre, y lo llamarán Hijo del Altísimo. Dios el Señor le dará el trono de su padre David, 33 y reinará sobre el pueblo de Jacob para siempre. Su reinado no tendrá fin.
34 —¿Cómo podrá suceder esto —le preguntó María al ángel—, puesto que soy virgen?
35 —El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Así que al santo niño que va a nacer lo llamarán Hijo de Dios. 36 También tu parienta Elisabet va a tener un hijo en su vejez; de hecho, la que decían que era estéril ya está en el sexto mes de embarazo. 37 Porque para Dios no hay nada imposible.
Lucas 1:46-55
El cántico de María
46 Entonces dijo María:
«Mi alma glorifica al Señor,
47 y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador,
48 porque se ha dignado fijarse en su humilde sierva.
Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones,
49 porque el Poderoso ha hecho grandes cosas por mí.
¡Santo es su nombre!
50 De generación en generación
se extiende su misericordia a los que le temen.
51 Hizo proezas con su brazo;
desbarató las intrigas de los soberbios.
52 De sus tronos derrocó a los poderosos,
mientras que ha exaltado a los humildes.
53 A los hambrientos los colmó de bienes,
y a los ricos los despidió con las manos vacías.
54-55 Acudió en ayuda de su siervo Israel
y, cumpliendo su promesa a nuestros padres,
mostró su misericordia a Abraham
y a su descendencia para siempre».
Lucas 2:1-7
2 Por aquellos días Augusto César decretó que se levantara un censo en todo el Imperio romano. 2 (Este primer censo se efectuó cuando Cirenio gobernaba en Siria). 3 Así que iban todos a inscribirse, cada cual a su propio pueblo.
4 También José, que era descendiente del rey David, subió de Nazaret, ciudad de Galilea, a Judea. Fue a Belén, la Ciudad de David, 5 para inscribirse junto con María su esposa. Ella se encontraba encinta 6 y, mientras estaban allí, se le cumplió el tiempo. 7 Así que dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en la posada.
Lucas 2:19-20
19 María, por su parte, guardaba todas estas cosas en su corazón y meditaba acerca de ellas. 20 Los pastores regresaron glorificando y alabando a Dios por lo que habían visto y oído, pues todo sucedió tal como se les había dicho.
Devocional de Adviento: Primera semana
Devocional de Adviento: Segunda semana