Cuarta semana: Los reyes magos
Las personas que participaron en la historia de la Navidad experimentaron cosas que nunca se habían visto antes y que no se han visto desde entonces. En este tiempo de Adviento, veremos algunos de estos personajes bíblicos, estudiando cómo respondieron al nacimiento del Mesías y cómo aplicar las lecciones que cada uno de ellos nos enseñan en nuestras vidas hoy.
Este contenido fue extraído del libro de Will Graham In the Presence of the King [En presencia del Rey].
Lectura bíblica: Mateo 2:1-2, 9-12
¿Quiénes eran estos visitantes extranjeros que llegaron a las escaleras del palacio de Herodes? Sabemos muy poco acerca de ellos. A menudo se les llama sabios, magos o, incluso, reyes.
Las Escrituras nos dicen que venían de «Oriente», lo cual abarca un territorio tan extenso que es difícil precisar una ubicación exacta. Aunque hay muchas teorías fascinantes sobre estos misteriosos embajadores, su origen y su motivación, podemos asumir que eran personas educadas, de clase alta y que, muy probablemente, no eran judíos.
De cualquier modo, no resulta fácil comprender por qué hombres ricos y con todas estas cualidades decidieron viajar a través de la vasta extensión de Oriente Medio para buscar a un bebé en Judá. Tal vez habían estudiado los antiguos textos de los profetas, que señalaban que el Mesías iba a nacer del linaje de David en la pequeña ciudad de Belén. Sin embargo, su interés por este bebé judío no era simplemente curiosidad intelectual. Ellos habían «venido a adorarlo».
A diferencia de María y los pastores, quienes de forma inesperada se vieron sacudidos de su vida cotidiana por una aparición celestial, los sabios tuvieron la posibilidad de tomarse su tiempo metódicamente. Reconocieron una estrella en el cielo que los guiaría hacia el niño Jesús, y la siguieron hasta encontrarlo.
¿Cómo reaccionaron al final de su viaje, cuando su visión se hizo realidad? «Al ver la estrella, se llenaron de alegría. Cuando llegaron a la casa, vieron al niño con María, su madre; y postrándose lo adoraron».
Imagina la mirada de María, la madre adolescente, y de José, el carpintero, cuando estos exóticos visitantes entraron, se arrodillaron en señal de adoración, y luego presentaron regalos de oro, incienso y mirra. Eran regalos de gran valor, dignos de un rey.
Como si la visita de los ángeles no fuera suficiente, ahora entraban dignatarios extranjeros en su humilde hogar. No solo los reinos celestiales habían proclamado la llegada del Salvador, sino que los reinos terrenales también reconocían la importancia de este momento.
En los próximos días, es probable que te encuentres rodeado de familiares y amigos. Posiblemente, muchos de ellos ya conozcan a Jesús íntimamente, pero puede ser que otros sean como estos sabios de oriente. Puede que vengan de un lugar lejano, no físicamente, sino espiritualmente. Puede que sepan algo acerca de Jesús, pero que nunca lo hayan conocido personalmente. Te animo a que busques oportunidades para compartir la esperanza de Cristo con ellos. Al igual que los reyes magos, Jesús puede ser exactamente lo que están buscando y, una vez que lo hayan encontrado, ellos también podrán «llenarse de alegría».
Preguntas para conversar: ¿Qué cosas son las que más te llenan de gozo? Los sabios de Oriente le trajeron regalos o dones a Jesús. ¿Cómo usas tú tus dones (es decir, las habilidades que Dios te ha regalado) para darle gloria a Él?
Oración: Querido Jesús, te alabo, mi Salvador. Te humillaste dejando tu trono celestial y viniste a la tierra para salvar a pecadores caídos como nosotros. Eres digno de nuestra adoración. Ayúdame a vivir una vida digna de tu sacrificio. En el nombre de Jesús, amén.
El mejor regalo que puedes recibir en esta temporada no puede ser envuelto en papel de colores. Es el regalo de la vida eterna que solo Jesús puede ofrecer. Él ya pagó el precio de todos tus pecados en la cruz. ¿Lo crees? Decide hoy aceptar el regalo de salvación que Él te ofrece.
Lectura bíblica: Mateo 2:1-2 y 9-12.
1 Después de que Jesús nació en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes, llegaron a Jerusalén unos sabios procedentes del Oriente.
2 —¿Dónde está el que ha nacido rey de los judíos? —preguntaron—. Vimos levantarse su estrella y hemos venido a adorarlo.
9 Después de oír al rey, siguieron su camino, y sucedió que la estrella que habían visto levantarse iba delante de ellos hasta que se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño.
10 Al ver la estrella, se llenaron de alegría.
11 Cuando llegaron a la casa, vieron al niño con María, su madre; y postrándose lo adoraron. Abrieron sus cofres y le presentaron como regalos oro, incienso y mirra.
12 Entonces, advertidos en sueños de que no volvieran a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.
Devocional de Adviento: Primera semana
Devocional de Adviento: Segunda semana