¿Cuándo es el momento adecuado para orar?

Si queremos conocer todas las bendiciones de una vida de oración, no solo es importante que oremos de la manera correcta, sino que oremos en el momento correcto.

En Marcos 1:35, leemos: «Muy de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, Jesús se levantó, salió de la casa y se fue a un lugar solitario, donde se puso a orar» (NVI). Jesús escogió la primera hora de la mañana para orar. 

A primera hora de la mañana, la mente está fresca y en su mejor momento. Lo primero que debemos hacer cada día es pasar un tiempo a solas con Dios. Así podremos obtener fortaleza de Dios para todo, y para enfrentar los deberes, las tentaciones y el servicio de ese día.

En Lucas 6:12, obtenemos más información sobre cuándo orar: «Por aquel tiempo se fue Jesús a la montaña a orar, y pasó toda la noche en oración a Dios». Aquí vemos cómo Jesús pasó toda la noche en oración. No tenemos elementos para suponer que esta era una práctica constante de nuestro Señor, sin embargo, sí podemos ver que había momentos en que se entregaba a la oración durante toda la noche. 

También en este caso haremos bien en seguir las huellas del Maestro. En las horas nocturnas podemos tener una comunión imperturbable con Él. Habrá tiempo para que nuestros corazones se aquieten delante de Dios, tiempo para que toda nuestra mente llegue a estar bajo la guía del Espíritu Santo y, sobre todo, tendremos tiempo suficiente para orar. 

Jesús también oró cuando enfrentó todas las grandes crisis de su vida terrenal. Oró antes de elegir a los doce discípulos, antes del Sermón del monte, antes de recorrer varias zonas para proclamar el Evangelio, antes de ser ungido con el Espíritu Santo, antes de comenzar su ministerio público, antes de anunciar que se acercaba su muerte y antes de la Cruz. Lo mismo deberíamos hacer nosotros. Siempre que veamos que se acerca una crisis o un momento álgido en la vida, debemos prepararnos para ello con un tiempo de oración.

«Oren sin cesar».

1 tesalonicenses 5:17

Jesucristo también oró después de sus grandes logros. Cuando había alimentado a los 5000 con cinco panes y dos peces, y la multitud deseaba prenderle y hacerle rey, subió al monte y pasó allí horas a solas en oración a Dios. 

De la misma forma, nuestro Maestro pasó tiempo en oración cuando su vida se llenó de ocupaciones y se volvió inusualmente ajetreada. Leemos en Lucas 5:15-16: «Sin embargo, la fama de Jesús se extendía cada vez más, de modo que acudían a él multitudes para oírlo y para que los sanara de sus enfermedades. Él, por su parte, solía retirarse a lugares solitarios para orar». 

Algunas personas están tan ocupadas que no encuentran tiempo para la oración. Sin embargo, este pasaje parece indicar que mientras más ocupado estaba nuestro Señor, más oraba. Cuanto más nos presiona el trabajo, más tiempo debemos dedicar a la oración. 

En 1 Tesalonicenses 5:17 leemos: «Oren sin cesar». Toda nuestra vida debe ser una vida de oración. Debemos caminar en constante comunión con Dios. Deberíamos caminar tan habitualmente en su presencia que incluso al despertarnos durante la noche sea lo más natural del mundo acercarnos e Él en oración, ya sea en acción de gracias o para presentar alguna petición. 

Este artículo es una traducción y adaptación de How to pray [Cómo orar] de R.A. Torrey. La obra es de dominio público. Traducción por BGEA.

R.A. Torrey (1856-1928) fue un evangelista, pastor y educador que ayudó a fundar el Instituto Bíblico Moody y la Universidad de Biola.