No estás solo en el púlpito: Will Graham ofrece palabras de aliento para pastores

Will Graham sintió el llamado a ser pastor antes de seguir los pasos de su padre y su abuelo como evangelista. Con un corazón apasionado por la iglesia local, ofrece palabras de aliento a los pastores en este Mes de Apreciación del Pastor.

Siempre que pienso en líderes como tú, que pastorean los rebaños en las iglesias locales, me acuerdo de las palabras de Pablo a la iglesia de Filipos:

«Doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de ustedes. En todas mis oraciones por todos ustedes, siempre oro con alegría, porque han participado en el evangelio desde el primer día hasta ahora. Estoy convencido de esto: el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús».

Filipenses 1:3-6, NVI

Esas palabras de Pablo, escritas hace casi dos milenios, resumen perfectamente mis sentimientos. Doy gracias a Dios por ti, por tu ministerio, por tu fidelidad, por tu sacrificio y por tu «participación en el Evangelio» mientras colaboramos en nombre del reino de Cristo.

Al honrarte en este Mes de Apreciación del Pastor, quiero desafiarte y animarte a que te aferres firmemente a la Palabra de Dios, y a que la prediques como si las almas de tu congregación pendieran de un hilo.

Solo la Biblia tiene las respuestas para todas las luchas a las que nos enfrentamos hoy en día, tanto en nuestra cultura, como en nuestra vida personal. La Palabra de Dios proporciona la Verdad que contrarresta la moral relativista de nuestra época moderna. «Ciertamente, la palabra de Dios es viva y poderosa, y más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta la médula de los huesos, y juzga los pensamientos y las intenciones del corazón»​​ (Hebreos 4:12). «Tu palabra es una lámpara a mis pies; es una luz en mi sendero» (Salmo 119:105).

Cada día, las personas de tu congregación reciben un río interminable de mensajes que provienen del mundo, ya sea en páginas web, en redes sociales, en programas de televisión, o en conversaciones en las que participan en el trabajo o en la escuela. Sin embargo, lo que realmente necesitan y lo que sus almas anhelan es la verdad de las Escrituras: necesitan ese anclaje a lo eterno a través de la Palabra de Dios.

Además de predicar la Biblia, te animo a que no abandones tu propio desarrollo espiritual. Aunque seas pastor y siempre estés pensando en tu próximo sermón, también necesitas ese tiempo de tranquilidad para descansar simplemente en las Escrituras, alimentando tu espíritu y escuchando a tu Padre Celestial. Si realmente amas la Palabra de Dios, tu pasión fluirá y alimentará a tu congregación, dándoles el estímulo que necesitan para sumergirse también en la Biblia.

Recuerda, amigo mío, que Dios podría haber elegido a cualquiera para ocupar ese púlpito en el que estás, pero Él te llamó a ti. Nunca tomes ese llamado a la ligera. En la batalla por las almas de tu congregación y de tu comunidad, tú has sido colocado en primera línea. Pero no estás allí solo. Se te ha dado el Espíritu Santo y se te ha equipado con «la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios» (Efesios 6:17).

Por favor, sábete amado y apreciado. Que Dios te bendiga en abundancia a ti, a tu familia y a tu ministerio mientras trabajas por el reino de Cristo.

4 formas en las que puedes apoyar a tu pastor

Ora. Estoy seguro de que la mayoría de ustedes ora por su pastor. Si es así, gracias por hacerlo. Pero si aún no has puesto a tu pastor en uno de los puestos principales en tu lista de oración, te invito a comprometerte a hacerlo durante este mes. 

Di algo. Una palabra de afirmación y ánimo no te cuesta nada, pero te garantizo que significa mucho más de lo que puedes imaginar para tu pastor.

Derriba muros. En toda iglesia pueden surgir desacuerdos que levantan muros entre la gente de la congregación, o entre la gente y el pastor. Yo tuve que lidiar con ello en mi iglesia, y mi abuelo en la suya. Haz que el Mes de Agradecimiento al Pastor sea un tiempo de reconciliación en el que dejen de lado las diferencias, vivan en armonía unos con otros y se concentren en trabajar juntos en la misión del Evangelio.

Ofrece una escapada. Si es posible, ofrécele a tu pastor un breve tiempo de renovación. Tal vez tu iglesia cuenta con un pastor asociado u otro líder que pueda predicar un domingo a fin de darle un día libre al pastor. O tal vez puedas regalarle una estancia en un hotel de una ciudad cercana que le permita tomar un tiempo para relajarse.