¿Tuviste un aborto? Dios te ama igual

Es tu secreto. Uno que has jurado no compartir con nadie. De todos modos, nadie habla de ese tipo de cosas. 

Sin embargo, en tu interior, el recuerdo de tu aborto te atraviesa el corazón. Y el Día de la Madre solo sirve como un devastador recordatorio de lo que podría haber sido.

¿Podrías creer que Dios no solo te ve en tu dolor, sino que Él te ama? Él en verdad te ama. Y está esperando, dispuesto a perdonar tu pecado y sanar tu corazón.

Oramos para que encuentres aliento en las siguientes verdades bíblicas compartidas por Sandy Day, de los Ministerios Caleb. Aunque el aborto es parte de su historia, la sanación de Dios también lo es. A lo largo de los años y mientras atravesaba las consecuencias de su decisión, y de un posterior aborto espontáneo, ella ha aprendido a apoyarse en el poder del amor sanador de Dios. No ha sido un camino fácil, pero es un camino que Dios sigue utilizando ahora que ella misma se dedica a ministrar a otras mujeres en situaciones similares.

«Ahora, el Día de la Madre es un momento de alegría en el que puedo decir: “Gracias, Señor, por haber vencido todas estas cosas”, dijo Sandy. «Sin embargo, en años pasados, no siempre fue así».

Cuatro poderosas verdades para la mujer que ha experimentado el aborto:

1. Dios perdona tu pecado, y la culpa de tu pecado. 

Sandy conoce de primera mano la culpa y la vergüenza asociadas a un aborto. Tenía 19 años y era una nueva cristiana cuando dijo que se creyó las mentiras de que era su única opción.

«Aunque era una cristiana muy joven, aquel día supe que había desobedecido a Dios», dijo Sandy. «Aunque me creí todas las mentiras… que solo se trataba de “un tejido”, que yo era demasiado joven, que avergonzaría a mis padres… todas esas mentiras. Cuando todo terminó, pensé: “He tomado una decisión terrible y pecaminosa, y la carga va a durar toda mi vida”».

Se comprometió a guardar su secreto hasta la tumba, pero ella siguió avanzando y profundizando en su relación con Dios, y cuando tenía poco más de 30 años sintió que Dios la estaba llamando a entregarle todo a Él. No fue fácil, pero ella menciona el Salmo 32:5 y Romanos 8:1 como Escrituras que ofrecen ánimo y fuerza.

«Después de eso, el Día de la Madre fue un día diferente para mí, porque conocí el perdón de Dios. Comprendí el perdón de Dios, y pude vivirlo de verdad».

2. Dios puede utilizar esta experiencia dolorosa para el bien.

Considera Romanos 8:28. «Ahí Dios nunca dice que sea [todo] sea bueno, sino que Él hace que [todo] obre para bien», dijo Sandy, señalando que Dios utiliza el dolor, la aflicción e incluso la muerte para llevarnos a una relación más estrecha con Él. A partir de esa relación, es posible sanar y luego servir en su Nombre.

3. La herida de tu corazón sanará.

Pero Dios tiene que hacer la curación. El Salmo 18:6 dice: «En mi angustia invoqué al Señor; clamé a mi Dios, y él me escuchó desde su templo; ¡mi clamor llegó a sus oídos!». Así tú, clama a Él abiertamente, con sinceridad. La Biblia dice que Él te escucha. Refiriéndose al Salmo 139, Sandy señala que Él no es un Dios lejano. «Él está siempre presente en medio de nuestro sufrimiento», dice.

Sé paciente contigo misma, aconseja también Sandy. «[Tu corazón] se recuperará. Pero esta es la clave: no se reparará de la manera que creemos que lo hará, porque Dios está haciendo su trabajo en tu corazón y en tu vida».

4. La gracia amorosa de Dios es abundante también para ti.

Sandy anima a las mujeres a recordar que sus vidas son el resultado de la obra terminada de la cruz de Cristo, y no un producto de su pasado. Lleva tiempo cambiar de mentalidad, pero después de entregar su vida a Jesús, Sandy no puede verse a sí misma de otra manera.  «Es tan liberador comprender, no solo lo que hizo Cristo, sino que realmente podemos vivir y caminar en Él».

Y, un último consejo: trata de no dejarte absorber por la manía publicitaria que rodea al Día de la Madre. Eso puede hacer que tus pensamientos te encapsulen. Por el contrario, levanta la mirada hacia lo alto. Por supuesto, eso no significa que tus emociones no sean válidas o que deban ser ignoradas, pero no dejes que dominen tu vida ni que controlen tus pensamientos. Concéntrate, en cambio, en el Señor.

«Cuando pensamos en el Día de la Madre, creo que debemos pensar en el Señor, y en su plan y su propósito para nuestras vidas, y no en las cosas que han ocurrido en el pasado», dijo Sandy. «[Pregúntale a Dios]: “¿Cómo estás utilizando esto en mi vida, y cómo puedo utilizarlo yo para ayudar a otra persona?”»

>> Acércate al Señor.