«… pues mi corazón desfallece; llévame a una roca donde esté yo a salvo». —Salmos 61:2
Convertirte en cristiano no significa que vivirás siempre en la cima de la montaña. El salmista David descendió hasta lo más profundo y también el apóstol Pablo. Sin embargo, en medio de todas las circunstancias, la gracia, la paz y el gozo de Dios estarán presentes como nunca lo habías sentido antes. Aún vendrán lágrimas, se sentirán las presiones y también las tentaciones. No obstante, descubrirás una dimensión nueva y una dirección fresca, y sentirás como es Dios quien te da las fuerzas en la vida para afrontar las circunstancias en las que vives.