«La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús». —Filipenses 2:5
Es imposible llevar una vida pura si no tenemos un corazón puro. Mucha gente hoy está tratando de poner el carro delante de los caballos. ¡Predican la pureza de motivos, deseos y acciones a corazones viejos y deshonestos! No me sorprende que hayamos terminado en tales fracasos morales a pesar de nuestros avanzados conocimientos y enfoques psicológicos.
Los motivos, los deseos y las acciones puros provienen de corazones puros. Debemos comenzar por buscar tener un corazón puro. Los corazones puros serán semejantes a Cristo. Es el deseo de Dios que seamos conformados a la imagen de Su Hijo. Si Cristo vive dentro de nosotros y nuestros cuerpos se convierten en la morada del Espíritu Santo, ¿acaso es de extrañar que deberíamos ser como Él?