«… anunciando las buenas nuevas de la paz por medio de Jesucristo, que es el Señor de todos». —Hechos 10:36
¿No sería maravilloso si pudiéramos encontrar una cura absoluta para los problemas de la naturaleza humana? Imagina si pudiéramos inyectar a toda la raza humana con una solución que llenara de amor a las personas en lugar de odio, y de contentamiento en lugar de avaricia. Imagina también que se pudiera encontrar una cura para los errores del pasado, los fracasos y los pecados de la humanidad.
Imagina que, por algún milagro, todo el pasado fuera resuelto, que todos los enredos de la vida fueran desenredados y que los puentes quemados de la vida fueran reparados. ¡La noticia más emocionante en todo el mundo es que sí hay una cura! ¡Ya nos dieron una medicina! El pecado, la confusión y la desilusión de la vida se pueden reemplazar por la justicia, la alegría, el contentamiento y la felicidad. La paz verdadera se puede impartir al alma que no depende de las circunstancias externas.