«El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré?» —Salmos 27:1
Hoy en día, muchas personas viven encadenadas por el miedo. En un estudio reciente, un psiquiatra dijo que el mayor problema que sus pacientes tenían era el miedo. Miedo a volverse loco, a suicidarse, a estar solo, a las enfermedades cardíacas, al cáncer, a los desastres naturales o a la muerte. Nos estamos convirtiendo en naciones de personas miedosas. A través de los siglos, en tiempos de dificultad, tentación, pruebas, dolor y crisis, Dios ha infundido ánimo en los corazones de quienes lo aman.
La Biblia está llena de promesas de que Dios traerá ayuda y consuelo en cualquier circunstancia que cause miedo en el corazón humano. El cristiano puede acudir hoy mismo a las Escrituras con la plena seguridad de que Dios va a liberar a la persona que deposita su confianza en Él. Los cristianos pueden mirar hacia el futuro confiando en las promesas de Dios, con esperanza y alegría, sin miedo, desánimo ni abatimiento.