Los conflictos internos


 
«El orgullo va delante de la destrucción, y la arrogancia antes de la caída».
—Proverbios 16:18, NTV

David, el rey del antiguo Israel, se encontraba en medio de una situación confusa. Su reino estaba desgarrado por conflictos internos. El esclavo odiaba a su amo; el amo odiaba a su esclavo. El pueblo culpaba al gobierno; y el gobierno culpaba al pueblo. David miró a su alrededor y vio que todos se creían perfectos. Cada persona culpaba a otras personas. David sabía que, si el pecado del orgullo seguía creciendo, su nación se derrumbaría espiritualmente. Él sabía que la depresión económica, la desintegración moral y la derrota militar siguen inevitablemente a la decadencia espiritual. Así que David acudió a Dios, y el Espíritu de Dios le reveló que la corriente espiritual de su nación no podía llegar más alto que el nivel espiritual de su propio corazón. Así que se arrodilló con absoluta humildad y oró: «Examíname, oh Dios, y sondea mi corazón; ponme a prueba y sondea mis pensamientos. Fíjate si voy por mal camino, y guíame por el camino eterno» (Salmo 139:23,24).

Read this devotion in English on BillyGraham.org.

Oración de hoy

Señor, líbrame del pecado de orgullo y lléname de humildad continua mientras realizo las tareas que tengo ante mí en este día.