«… hay maldades en sus casas, en medio de ellos. En cuanto a mí, a Dios clamaré, y Jehová me salvará». —Salmos 55:15-16, RVR1995
Los hogares rotos se han convertido en el principal problema social de muchos países y al final podrían conducir a la destrucción de nuestra civilización. Dado que la unidad básica de toda sociedad es el hogar, cuando este comienza a destruirse, la sociedad está camino a la desintegración. Es una amenaza para el estilo de vida. No genera titulares escandalosos; pero, al igual que las termitas, está carcomiendo el corazón y el núcleo de la estructura familiar en general.
Ha llegado el momento de que nuestros llamados expertos en matrimonios, familia y hogar lean la Biblia. Hemos leído columnas de periódicos y hemos escuchado a consejeros en la radio; los psiquiatras han tenido un tremendo negocio. En todo esto, Aquel quien ofició el primer matrimonio en el jardín de Edén e instituyó la unión entre marido y mujer ha sido excluido.