«Pero estas se han escrito para que ustedes crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que al creer en su nombre tengan vida». —Juan 20:31
Dios hizo que se escribiera la Biblia con el propósito expreso de revelarnos el plan de redención de Dios para la humanidad. Él permitió que se escribiera la Biblia para dar a conocer sus leyes eternas a sus hijos, para que contaran con su gran sabiduría para guiarlos y, con su gran amor para consolarlos a lo largo del camino. Porque sin la Biblia, este mundo sería, sin lugar a dudas, un lugar oscuro y aterrador, sin señal ni faro. Es indudable que la Biblia es el único libro en el que se encuentra la revelación de Dios.
Hay muchas «biblias» de diferentes religiones: el Corán mahometano, los Cánones del budismo, el Avesta zoroastriano y los Vedas de los brahmanes. Todos comienzan con destellos de luz verdadera y terminan en completa oscuridad. Incluso el observador más casual descubre con rapidez que la Biblia es radicalmente diferente. Es el único libro que nos ofrece redención y ofrece una respuesta a todas nuestras dudas.