Algo distingue al cristianismo de todas las religiones del mundo. No solo conlleva la verdad de nuestra redención por la muerte de nuestro Salvador en la cruz por nuestros pecados, sino también la verdad eterna de que Cristo resucitó. Solo la fe cristiana afirma que su Líder murió, resucitó y está vivo actualmente. Muchas lápidas llevan la inscripción: «Aquí descansa…», sin embargo, en la tumba de Cristo están talladas las palabras: «Él no está aquí». El cristianismo no tiene santuarios que visitar, no hay polvo que venerar, no hay tumbas frente a las cuales uno se tenga que postrar. Muchas personas buenas han vivido, y aún viven en la memoria de aquellos que las conocieron, pero solo hay un Hombre que venció la muerte, y ese es Jesucristo, quien vivirá para siempre.