«Ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ninguna mente humana ha concebido lo que Dios ha preparado para quienes lo aman».
—1 Corintios 2:9
Al final de la Biblia, encontramos las siguientes palabras: «Después vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían dejado de existir» (Apocalipsis 21:1). ¡Viene un nuevo mundo! Cada vez que hagamos la oración del Señor que dice «venga tu reino», debemos recordar que esa oración será respondida.
El cielo se describe como una nueva creación en la que tendremos cuerpos nuevos, tendremos nombres nuevos, cantaremos canciones nuevas, viviremos en una ciudad nueva, tendremos una forma de gobierno nueva y seremos desafiados por la prospectiva de una eternidad con justicia social para todos. Se recuperará el paraíso que el ser humano perdió, pero será mucho mejor. No es que el primer paraíso será reparado, arreglado ni modernizado. Cuando Dios declara: «¡Yo hago nuevas todas las cosas!» (Apocalipsis 21:5), hay un énfasis en «todas las cosas». Un día viviremos en un mundo completamente nuevo. Hace siglos, los apóstoles se saludaban con la expresión ¡Maranata!, que quiere decir «¡El Señor viene!» (1 Corintios 16:22, RVR1995).
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Úsame, Salvador, para acelerar tu venida, mientras les digo a los demás que también pueden ser hechos nuevos a través de tu amor divino.