Capellanes de Billy Graham fueron testigos de gente que vino a Cristo en funeral de la reina Isabel II

Una capellana de Billy Graham habla con una mujer en Hyde Park durante el funeral de la reina Isabel II.

 

Millones de personas de todo el mundo sintonizaron sus dispositivos el lunes por la mañana para ver el funeral de su majestad la reina Isabel II. Y cientos de miles se reunieron en persona en todo el Reino Unido para ver la transmisión televisiva en vivo en grandes pantallas, tales como las que fueron instaladas en el Hyde Park de Londres y en los terrenos del Castillo de Windsor.

La propia reina planeó los detalles de su funeral como un último mensaje para compartir con su pueblo. El mensaje giraba en torno a su fe en Dios y a la esperanza que solo puede encontrarse en Jesucristo.

Con un silencio reverencial continuo por parte de la multitud, los ojos y los oídos estaban atentos a lo que se compartía durante el funeral.

Decenas de miles de personas asistieron al funeral.

«El patrón para muchos líderes es ser exaltados en vida y olvidados después de la muerte», dijo el arzobispo de Canterbury Justin Welby en su sermón durante el servicio. «El patrón para todos los que sirven a Dios —famosos o desconocidos, respetados o ignorados— es que la muerte es la puerta a la gloria… Jesús, que en nuestra lectura no le dice a sus discípulos cómo seguir, sino a Quién seguir, dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”. El ejemplo de Su Majestad ya fallecida no fue establecido por medio de su posición o su ambición, sino por medio de Aquél a quien ella siguió».

A quien ella siguió fue a Jesucristo.

>> Así habló la reina Isabel II sobre su fe en Cristo.

Los capellanes del Equipo de Respuesta Rápida de Billy Graham (BG-RRT, por sus siglas en inglés) compartieron las Buenas Nuevas de Jesucristo antes y después del funeral. Aunque la gente acudió a Hyde Park y al Castillo de Windsor con la intención de presentar sus últimos respetos, muchos se marcharon cambiados para siempre tras entregar sus vidas al mismo Dios al que la reina Isabel II sirvió durante su vida en la tierra.

Una vida cambiada a primera hora de la mañana

Poco después del amanecer, Caroline* notó los uniformes de los capellanes del equipo BG-RRT desde la distancia y se acercó a Jason, un capellán, para pedirle indicaciones sobre dónde podría ver la procesión de la reina. Como había llegado a Londres desde Holanda para presentar sus respetos a Su Majestad, estaba ansiosa por estar en el lugar adecuado para el inicio del funeral.

Después de que Jason le diera algunas indicaciones, los dos comenzaron a hablar de la vida de la reina. Mientras la conversación continuaba, Jason le habló a Caroline de Dios y de su amor por ella. Fue entonces cuando James, otro capellán, se acercó y se unió a la conversación.

Cuando Caroline le dijo a los dos capellanes que su vida era un poco desordenada, James compartió la historia de Nicodemo que la Biblia relata en Juan 3. «¿Te gustaría pedirle a Jesús que entre en tu corazón?» preguntó James. Caroline dijo: «Sí».

De pie en Hyde Park, Caroline oró en voz alta acompañada por James para poner su fe en Jesucristo, pocas horas antes del funeral de la reina. Y antes de salir para ver la procesión de la reina, le dijo a los capellanes: «Me siento de maravilla».

Un capellán ofrece atención emocional y espiritual a quienes acudieron a llorar a la difunta reina.

Un ministerio de presencia

Cuando comenzó el funeral, los capellanes del equipo BG-RRT se situaron en la parte trasera de Hyde Park y observaron junto a la multitud, mientras oraban en silencio para que Dios ministrara los corazones de los presentes mientras se proclamaba el Evangelio durante el servicio.

Laura* estaba de pie junto a Anne, una capellana. Laura estaba sola y visiblemente conmovida por el servicio, con lágrimas en su rostro. Impulsada por el Espíritu Santo, Anne se acercó a ella y le puso la mano en el hombro mientras lloraba. No se dijo ni una sola palabra, pero Laura supo que ya no estaba sola. Cuando terminó el funeral, Laura miró a Anne a los ojos y simplemente dijo: «Gracias».

Anne oró por Laura antes de salir del parque para que Dios la consolara y le mostrara su amor.

La oración puede cambiarlo todo.

Un musulmán encuentra la fe en Jesucristo

Cuando miles de personas empezaron a abandonar Hyde Park después del funeral, Ruby, un capellán, estaba de pie cerca de Ahmad* y los dos empezaron a hablar.

Hablaron de la reina y de lo que se dijo durante el servicio fúnebre sobre el amor de Dios. Ahmad compartió con Ruby que era musulmán, así que ella empezó a explicarle el Evangelio utilizando los «Pasos para la paz con Dios». Mientras repasaban el folleto página a página, Ahmad escuchó atentamente y se emocionó más y más con cada vuelta de página.

«Para llegar a estar en el Cielo con Dios, así como la reina, tenemos que aceptar a Jesús como nuestro Salvador personal», le dijo Ruby. «Y no es por nuestras obras, porque no podemos ser lo suficientemente buenos por nosotros mismos. Tenemos que pedirle a Dios que nos ayude, como la reina le pidió a Dios que la ayudara».

Cuando Ruby le preguntó si quería aceptar a Jesucristo en su vida, Ahmad estaba más que preparado y dijo con entusiasmo: «¡Sí!».

Los dos oraron juntos en voz alta en el nombre de Jesús mientras Ahmad entregaba su vida a Jesucristo.

Un capellán saluda a un hombre en Hyde Park.

Nunca es demasiado tarde

Recordando a la Reina Isabel II.

Timothy* iba saliendo de Hyde Park después del funeral cuando comenzó a hablar con James, un capellán. El anciano de 84 años le dijo al capellán que, desde la muerte de la reina, había estado pensando en su propia mortalidad. James le habló de la fe de la reina en Jesucristo y luego simplemente le preguntó a Timothy: «¿Qué hay de tu fe?».

Al no estar seguro de lo que ocurriría al momento de su muerte, Timothy no supo qué responder. Entonces James compartió cuidadosamente el Evangelio con Timothy y le preguntó si quería recibir a Jesucristo como su Señor y Salvador.

Después de orar para entregar su vida a Jesús, Timothy le dio las gracias al capellán, le dijo que se alegraba de que se hubieran conocido y se marchó de Hyde Park lleno de paz y con una sonrisa en el rostro.

Ya no estoy solo

En el mar de decenas de miles de personas, por casualidad Edward* se encontraba junto a Reuben y Cate, dos capellanes del equipo BG-RRT.

Al notar que el hombre de 67 años estaba agotado y hambriento, Cate le ofreció comida y bebida, lo que él agradeció. Cuando los tres empezaron a hablar, Edward contó que había tomado el autobús para ir al castillo de Windsor, puesto que quería presentar sus respetos a la reina. Hizo el viaje solo, ya que ha estado luchando contra la depresión y no ha hablado con su familia desde hace tiempo. Al no tener a nadie más con quien hablar, los capellanes se aseguraron de que el hombre se sintiera apreciado y atendido, y le dijeron que sería un honor acompañarle durante ese día.

Familias pasean por Hyde Park ondeando banderas.

Mientras la conversación continuaba, Reuben preguntó si Edward quería que oraran por él, y él aceptó. Cuando terminaron de orar, Reuben le preguntó si tenía una relación personal con Jesús. Edward no estaba seguro, así que los capellanes le explicaron los «Pasos hacia la paz con Dios», y cómo Jesús invitaba a Edward a poner su fe y su esperanza en Él.

Sin dudarlo, Edward dijo que quería hacerlo.

Entonces Edward oró en voz alta con Cate y Reuben para entregar su vida a Jesucristo. Y en cuanto terminaron de orar, Edward estaba visiblemente lleno de alegría y no paraba de decir lo contento que estaba de haber salido de su casa para hacer el viaje al funeral. Es un viaje que nunca olvidará.

A lo largo de las casi dos semanas de despliegue de los capellanes en el Reino Unido, estos oraron con más de 700 personas y fueron testigos de numerosas salvaciones, así como de personas que rededicaron su vida a Jesucristo.

Ahora que el despliegue ha llegado a su fin, ¿podrías unirte a nosotros en oración por las muchas personas a las que nuestros capellanes ministraron, y por las que se comprometieron con Jesucristo? Por favor, ora para que encuentren una iglesia local en la que se predique la Biblia, y en donde puedan crecer en su fe.

* Nombres cambiados por privacidad.

>> Conoce los detalles de la amistad de Billy Graham con la reina Isabel II.