Siempre que le pido a Dios que me perdone por mis pecados, hago mi mejor intento por pensar en todo lo malo que hice para así poder confesarlo. Pero, ¿qué pasa con las cosas que no recuerdo? ¿También las perdonará Dios?
La gente solía enviar una gran cantidad de preguntas a Billy Graham. Durante décadas, Él respondió a un sinnúmero de ellas en una columna periodística sindicada llamada «Mis Respuestas». Esta es una de ellas.
Aprecio que quieras buscar el perdón de Dios por las cosas que has hecho mal. Me temo que con frecuencia nos resulta demasiado fácil pasar por alto nuestros pecados y hacer como si no fueran realmente graves.
Sin embargo, sí son graves, pues el pecado que no se confiesa rompe nuestra comunión con Dios. Es por eso que necesitamos admitir que hemos pecado y buscar su perdón. Él está dispuesto a perdonarnos y limpiarnos porque nos ama y quiere que vivamos en su presencia cada día. Después de todo, ese es el motivo por el que Cristo vino al mundo y murió por nosotros. La Biblia dice: «Si afirmamos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos… Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad» (1 Juan 1:8‑9).
Al mismo tiempo, la Biblia nos asegura que el perdón de Dios no está limitado solamente a los pecados que recordamos. Cuando Jesús murió en la cruz, todos nuestros pecados, sin excepción, se transfirieron a Él y se hizo responsable por el juicio que tú y yo merecemos. Los pecados que no recordamos, los motivos oscuros de los que ni siquiera fuimos conscientes, las cosas buenas que no hicimos, todas esas cosas quedaron clavadas en la cruz. Haz tuya la oración del salmista: «¿Quién está consciente de sus propios errores? ¡Perdóname aquellos de los que no estoy consciente!» (Salmo 19:12).
Sí, confiésale tus pecados a Dios, con regularidad y frecuencia; pero que no te ate el miedo de si en verdad te perdonará. Más bien, pon tu fe y tu confianza en Cristo, pues solo Él es nuestro salvador.