¿Por qué los cristianos cierran sus oraciones diciendo «en el nombre de Jesús»?
Mencionar ese maravilloso nombre nos recuerda (a nosotros y a quienes nos estén escuchando) que Jesús es quien ha abierto la puerta del cielo para nosotros. Podemos acercarnos a Él y hablarle directamente tan solo por lo que Él ha hecho por nosotros. La frase «en el nombre de Jesús» no es una fórmula mágica que añadimos para hacer que Dios conteste nuestras oraciones. Él responde únicamente a causa del sacrificio de su hijo Jesucristo.
Dios sabe qué es lo mejor para nosotros. Entonces, cuando oramos, pedimos que la voluntad de Dios venga a nuestras vidas por medio de nuestras oraciones. Esto le agrada porque Él quiere mostrarnos el camino a la vida, el camino a la paz y el camino a Él. Obtenemos acceso al Señor por medio de la fe en Cristo, quien nos hace entrar a su gracia maravillosa (Romanos 5:1‑2).
Agradece a Dios por el privilegio de poder orar. La oración debe ser una parte integral de nuestra vida en todo tiempo. Como dice la Escritura: «Nosotros nos dedicaremos de lleno a la oración…» (Hechos 6:4).
Por la mañana, la oración es la llave que nos abre los tesoros de las misericordias y las bendiciones de Dios. Por la tarde, es la llave que nos envuelve bajo su protección y amparo.
A través de las Escrituras vemos con frecuencia a Jesús orando a su Padre en el cielo, demostrando así el poder de la oración. ¿Cuánto más nosotros debemos ir a Él en oración? Nada puede reemplazar el tiempo que pasamos diariamente a solas con Dios en oración. También podemos tener una actitud de oración a lo largo del día, mientras estamos sentados en el auto, en nuestro escritorio, o mientras visitamos a un vecino. «Así que acerquémonos confiadamente… para recibir misericordia y hallar la gracia» (Hebreos 4:16).
Este artículo está basado en las palabras y los escritos del difunto Reverendo Billy Graham.