¿Taiwán siempre estuvo abierto al cristianismo?

Estoy estudiando la historia de China y tengo que escribir un ensayo sobre algo que no sea muy conocido del liderazgo de Chiang Kai-shek en el exilio. ¿Es cierto que él era amistoso con los cristianos?


La gente solía enviar una gran cantidad de preguntas a Billy Graham. Durante décadas, Él respondió a un sinnúmero de ellas en una columna periodística sindicada llamada «Mis Respuestas». Esta es una de ellas.

El poderoso liderazgo de Chiang Kai-shek, presidente de la República de China, unió a la nación por primera vez en un siglo. Fue su gran líder durante 21 años.

El matrimonio del General Chiang Kai-shek y su esposa, Soong Mei-ling, una de las mujeres más inteligentes y bellas del mundo, fue un romance de cuento. Ella cautivó al pueblo estadounidense cuando, durante la Segunda Guerra Mundial, se dirigió al Congreso de Estados Unidos en una sesión conjunta.

Tras años de batallas que asolaron a los países implicados en una larga guerra, Chiang Kai-shek se vio obligado a abandonar su amada tierra. Estableció un gobierno en el exilio en la bella pero empobrecida isla de Taiwán y la convirtió en un bastión económico y político. En una cena en 1952 con el Presidente Chiang Kai-shek y su esposa, se dijo que casi toda la conversación giró en torno al cristianismo.

Años más tarde, en el funeral del presidente Chiang Kai-shek se habló de su fe cristiana. Amigos cercanos, que habían compartido muchas experiencias con el presidente Chiang, dieron testimonio de su profesión de fe en Cristo seguida de su bautismo en 1933. Él erigió una pequeña capilla de ladrillo donde se celebraba el culto cristiano todos los domingos, algo nunca publicitado en la prensa.

Cuando los misioneros cristianos huyeron del continente a Taiwán, el presidente les abrió las puertas de toda la nación y, como resultado, florecieron las iglesias cristianas. Dios utiliza a hombres y mujeres para hacer su obra. «… intercedan por nosotros a fin de que Dios nos abra las puertas para proclamar la palabra, el misterio de Cristo…» (Colosenses 4:3).

Esta columna está basada en las palabras y escritos del difunto reverendo Billy Graham.

>> ¿En qué creen los cristianos? Descúbrelo aquí.