Lectura bíblica: Salmo 107:9
Mientras pasamos la página para dar inicio a un nuevo año, permíteme preguntarte esto: ¿Estás satisfecho?
Tal vez pienses que estoy hablando de la deliciosa comida que muchos disfrutamos durante la temporada navideña, pero en realidad estoy hablando de otro tipo de hambre. Aunque la comida que nutre nuestros cuerpos es buena, no es ni de lejos tan eternamente importante como la que nutre el alma. Todos necesitamos algo que alimente el hambre espiritual que hay en nosotros.
Mi abuelo, Billy Graham, decía a menudo que hay un «agujero en forma de Dios» dentro de cada uno de nosotros. Es ese espacio que muchas personas tratan de llenar con riquezas, posesiones, sexo, drogas, alcohol o trabajo. Buscan un propósito y un significado, pero lo hacen en vano.
El problema es que las cosas de este mundo son efímeras: se rompen y acaban por decepcionarte. El dinero y las posesiones materiales pueden ser arrancados de nuestras manos en un instante; las relaciones se tambalean; las drogas y el alcohol se agotan y te dejan de nuevo donde estabas, o peor.
Hay un hermoso pasaje en el libro de los Salmos que me encanta: «Porque Él sacia al alma sedienta y llena de bien al alma hambrienta (Salmo 107:9, RVA2015)».
Es una frase tan sencilla, pero abarca todo lo que la humanidad ha buscado durante milenios. Es Dios quien nos satisface. Es Él quien refresca nuestra alma y habita en la parte más profunda de nuestro interior, siendo la respuesta exacta y precisa a esas necesidades y deseos que parecen ser tan esquivos. Tenemos hambre de Él, y solo Él nos satisface.
Al entrar en el nuevo año, permíteme preguntarte ahora: ¿de qué estás lleno? ¿Te consume la amargura y la ira? ¿Sientes que la vida te ha tratado injustamente? ¿Estás persiguiendo las cosas de este mundo para llenar un vacío en tu alma? ¿Estás cansado de sentirte de esta forma?
Si es así, te animo a buscar a Dios con todo tu corazón y a descubrir que en verdad todo lo bueno procede de Él. En lugar de consumirte con todo lo que es temporal e insuficiente, podrías ser lleno del fruto del Espíritu: «amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y dominio propio» (Gálatas 5:22-23, RVA2015).
Acércate a Dios, deja que Él satisfaga tu alma hambrienta y realmente tendrás algo que celebrar este año.
Y de mi familia a la tuya, ¡Feliz Año Nuevo!
Lectura bíblica: Salmo 107:9 (RVA2015)
9 Porque Él sacia al alma sedienta y llena de bien al alma hambrienta.