La armadura de Dios: La coraza de justicia

Esta serie de verano de cinco partes tiene como objetivo fortalecerte en la Palabra de Dios y equiparte para la batalla espiritual. 

​​Esta es la segunda parte de la serie de verano La armadura de Dios. No te pierdas la primera, la tercera y la cuarta parte.

«Manténganse firmes, ceñidos con el cinturón de la verdad, protegidos por la coraza de justicia, y calzados con la disposición de proclamar el evangelio de la paz. Además de todo esto, tomen el escudo de la fe, con el cual pueden apagar todas las flechas encendidas del maligno. Tomen el casco de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios».

Efesios 6:14-17, NVI

Te des cuenta o no, estás en medio de una batalla espiritual. Todos los días y en todo momento tiene lugar una guerra invisible entre el bien y el mal. La evidencia está tanto en las noticias como en nuestros corazones. La pregunta es, ¿estás preparado para la batalla?

Para retomar rápidamente el tema de esta serie, el apóstol Pablo, un hombre que tuvo un encuentro transformador con Jesús después de su resurrección, escribió una carta a la joven comunidad cristiana de Éfeso en la época del Imperio Romano. Pablo les dijo a los primeros cristianos que se vistieran con una armadura espiritual para poder «resistir las artimañas del diablo» (Efesios 6:11).

Hoy necesitamos de esa armadura tanto como los Efesios hace miles de años.

«Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales. Por lo tanto, pónganse toda la armadura de Dios, para que cuando llegue el día malo puedan resistir hasta el fin con firmeza».

Efesios 6:12-13 NVI

Un chaleco antibalas para tu alma

Después de instruir a los seguidores de Cristo a ceñirse con el cinturón de la verdad, Pablo les dijo que se pusieran una «coraza de justicia».

Justicia

(sustantivo) Acto de oponerse al mal y seguir la Palabra de Dios como la única verdad autorizada.

Franklin Graham

Hoy en día, probablemente no conozcas a nadie que lleve una coraza, pero es probable que hayas visto un chaleco antibalas.

La coraza que mencionó Pablo protegía el corazón de un guerrero de la misma manera que un chaleco antibalas protege a los soldados y a otros oficiales de la ley hoy en día. Pero, ¿qué significa exactamente estar protegido por la «justicia»? ¿Podemos ser justos por nuestro propio esfuerzo?

La respuesta de la Biblia es un rotundo «no». La Palabra de Dios lo deja claro: nadie en la tierra es justo.

«Así está escrito:

”No hay un solo justo, ni siquiera uno;

no hay nadie que entienda,

nadie que busque a Dios.

Todos se han descarriado,

a una se han corrompido.

No hay nadie que haga lo bueno;

¡no hay uno solo!”».

Romanos 3:10-12, NVI

En Romanos 3, Pablo estaba citando el Antiguo Testamento de la Biblia. Desde que Adán y Eva pecaron en el Jardín del Edén, eligiendo escuchar a Satanás en lugar de confiar en Dios, cada ser humano en la tierra ha sido culpable de pecado. Todavía hoy somos culpables.

Billy Graham lo dijo una vez de esta manera:

«Sabemos que por naturaleza somos pecadores, impíos y faltos de piedad. La Biblia lo resume con estas palabras: “Porque todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23). Así que cualquier cosa que se haga para cambiar nuestra condición debe ser hecha por algún poder externo a nosotros mismos».

La única manera de ser justo

Tal vez intentas llegar a ser justo delante de los ojos de Dios por tu propio esfuerzo. De hecho, así es como funcionan la mayoría de las religiones del mundo: todo depende de lo que haces o dejas de hacer. Pero el cristianismo dice que nadie puede ganarse la entrada al cielo. El único camino a la salvación es a través de Jesucristo, el Hijo de Dios, y el sacrificio que Él hizo al morir por los pecados del mundo, incluidos los tuyos.

Cuando Jesús murió en la cruz, tomó nuestros pecados sobre sí mismo. A cambio, los que creen en Él recibieron su perfecta justicia. Billy Graham habló sobre el misterio de Jesús transfiriendo su justicia a nosotros, lo que se conoce como «justicia imputada».

«Mi mente finita no puede comprender el complicado funcionamiento de la redención en su totalidad», dijo el Sr. Graham. «Pero a través de la fe puedo comprender el simple hecho de que Cristo murió por mí. Tengo la palabra de Dios, la cual dice que Él se hizo pecado por nosotros, e incluso puedo hacerlo más personal diciendo que vivo por la fe del Hijo de Dios que me amó y dio su vida por mí. Este es el misterio de la justicia imputada: es la manera que tiene Dios de ayudar a los que no pueden ayudarse a sí mismos».

Llevar la armadura de Jesús

El pasaje de Efesios 6 no es el primero en la Biblia en el que que se menciona una coraza de justicia. En el libro de Isaías, escrito mucho antes de que naciera Jesús, podemos ver cómo se siente Dios ante el pecado que ha invadido el mundo, y su respuesta.

Lo ha visto, y le ha asombrado

    ver que no hay nadie que intervenga.

Por eso su propio brazo vendrá a salvarlos;

    su propia justicia los sostendrá.

Se pondrá la justicia como coraza,

    y se cubrirá la cabeza con el casco de la salvación;

se vestirá con ropas de venganza,

    y se envolverá en el manto de sus celos.

Isaías 59:16-17, NVI

Esas antiguas palabras apuntaban a Jesús, el Salvador del mundo. Es su coraza de justicia la que llevamos cuando nos ponemos la armadura de Dios. Él es quien protege nuestros corazones del mal. Y eso es una buena noticia.

>> ¿Tienes la justicia perfecta de Jesús? Puedes hacerla tuya hoy.