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Solo quiero dedicar unos minutos a darles las gracias. Gracias por sus oraciones. Gracias por su apoyo económico.
Este año, su apoyo financiero nos ha permitido ir a los confines de la tierra para proclamar el Evangelio de Jesucristo en lugares verdaderamente únicos.
El año pasado, por estas fechas, Ucrania no estaba realmente en nuestro radar. Yo había predicado en Lviv, había predicado en Kyiv, pero de pronto estalló la guerra. Gran parte de nuestra atención este año se centró en ayudar al pueblo ucraniano, especialmente por medio de nuestros capellanes: mientras Samaritan’s Purse repartía alimentos, mantas y medicinas, nuestros capellanes ministraban en el nombre de Jesús. Y así hemos estado trabajando en Ucrania, y seguiremos trabajando en Ucrania. Es tan triste lo que ha ocurrido en ese país; sin embargo, en medio de todo esto, tuvimos la oportunidad de predicar y proclamar el Evangelio. Durante la Pascua, tuvimos el privilegio de poder predicar un mensaje de Semana Santa desde Lviv, mismo que se emitió en Fox News.
Después iniciamos una gira por Inglaterra, y fuimos a Liverpool. Liverpool estaba abarrotado y cientos de personas respondieron a la invitación de entregar sus vidas a Cristo. De ahí nos dirigimos al sur, a Cardiff, y muchísima gente fue salva ahí. De allí fuimos a Sheffield y a Londres. En Londres Dios simplemente abrió una increíble ventana de oportunidad para predicar el evangelio. Y estamos pensando en volver al Reino Unido, a Londres, el año que viene.
Después fuimos a Río de Janeiro y predicamos el Evangelio allí, en la playa. Llovía a cántaros y la gente estuvo ahí de pie durante horas. Más de 60 000 personas escucharon el Evangelio y miles tomaron la decisión de rendir su vida a Cristo.
De Río fuimos a Mongolia. De todos los lugares, quién iba a pensar que Mongolia abriría la puerta a la predicación del Evangelio. De nuevo, vimos a mucha gente llegar a la salvación en Mongolia. Cientos y cientos de mongoles entregaron su corazón a Jesucristo.
Después hicimos una gira por EE. UU. Fuimos a Allentown, Pennsylvania; York, Pensilvania; Youngstown, Ohio; Flint, Michigan; Waukesha, Wisconsin y terminamos en Rochester, Minnesota. Y muchas personas vinieron a los pies de Cristo en cada uno de estos lugares. La gente se puso de pie por centenares para pedirle a Cristo que entrara en sus corazones, en sus vidas.
De allí fuimos a Milán, Italia. Era la primera vez que la Billy Graham Evangelistic Association iba a Italia a predicar y proclamar el Evangelio. Antes, Italia había estado cerrada, pero debido al trabajo de Samaritan’s Purse, y de la Billy Graham Evangelistic Association para ayudar a las víctimas de COVID-19 allí en Cremona y en el Estado de Lombardi, Dios abrió una puerta y nos invitaron a ir a Milán a predicar a tantos. Miles de personas se presentaron.
De ahí fuimos a Nueva Zelanda. Fuimos a Christchurch, a Wellington, la capital, y a Auckland. Dondequiera que fuimos, compartimos el amor de Jesucristo y lo hicimos en el nombre de Jesús.
Y solo quiero llegar al final de este año dándoles las gracias. Tenemos el calendario lleno para el año que viene. Las cosas podrían cambiar, y también nuevas puertas podrían abrirse. Y si una nueva puerta se abre, iremos.
Pero no podríamos hacer esto si no fuera porque Dios los utiliza a ustedes para ayudarnos, y por eso, solo quiero darles las gracias. Gracias por formar parte de ello. Gracias por ministrar. Gracias por las oraciones. Gracias por su apoyo.
Y solo diré: ¡Que Dios los bendiga a todos y cada uno de ustedes mientras nos adentramos en este nuevo año! Habrá muchos desafíos, lo sé, pero vamos a defender el Evangelio. No vamos a retroceder. No voy a disculparme por la cruz. No voy a disculparme de que Jesucristo es el camino, la verdad y la vida. Voy a proclamarlo, porque eso es lo que hacemos.
Queremos proclamarle a la gente que «… de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna» (Juan 3:16, RVR60).
Así que gracias, y ¡que Dios los bendiga a todos!